PASIÓN POR CORRER

Madres corredoras II

Una madre es corredora por definición. Corre en las mañanas para levantar a la familia, hacer el desayuno, llevar a los niños a la escuela, salir a trabajar o quedarse en casa para seguir trabajando

OPINIÓN

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Rossana Ayala / Pasión por Correr / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Una madre es corredora por definición. Corre en las mañanas para levantar a la familia, hacer el desayuno, llevar a los niños a la escuela, salir a trabajar o quedarse en casa para seguir trabajando. Su día es siempre correr de un lado a otro siempre contra el tiempo, ocupada y apurada porque todo salga bien. Ser madre es en sí misma una carrera de resistencia y de paciencia en donde importa la velocidad, pero más el administrar las fuerzas y energía para llegar siempre entera a la meta: el bienestar propio, pero también el de toda la familia.

Y si bien las madres corren todos los días, de lunes a viernes, en un trajín constante y repetido, es tan bien justo y necesario que se dediquen un tiempo para ellas mismas, porque de su salud física y mental depende no solo su estabilidad y tranquilidad sino en la mayoría de los casos, también el de el resto de los integrantes de la familia.

Por eso hoy queremos dedicarles esta columna a “toda madre” que esté buscando una forma de encontrar ese remanso en donde pueda detener un poco su loca carrera diaria para recuperar su centro y cuidar más de sí mismas.

Conozco a madres corredoras que trabajan y tienen dos o tres hijos pequeños, otras que lidian con adolescentes y a todas ellas las admiro porque sé lo difícil que es ganarse un poco de tiempo para sí mismas entre tantas peticiones, responsabilidades y demanda de atención que las dejan exhaustas.

Todas ellas son mujeres corredoras y admirables, porque hacen verdaderos milagros con su tiempo; como alquimistas, magas o brujas --en el sentido sabio y espiritual que tiene esa palabra-- hacen que todo en su vida cuadre, que cada cosa y momento se acomode para darse cada día el gran regalo de poder correr y disfrutar de la inmensa dicha de sentirse fuertes, libres, felices y en forma. Pero mis favoritas son las que ya son abuelas y siguen corriendo, tal vez a un ritmo más lento y no con la misma frecuencia e intensidad, pero sí con toda la sabiduría y la paciencia que les dieron los años de experiencia.

¿Cuál es su secreto? Organización y muchas ganas de correr. Tenemos que ser un poquito egoístas y establecer horarios y espacios propios, salir del modo madre-esposa o hija trabajadora, y hasta maestra, y volver a nosotras, a nuestros objetivos deportivos, por salud física y mental.

Y es que con hijos en casa no hay tiempo para dudar si salimos o no a correr, no podemos pensarlo mucho, o nos levantamos pronto y nos ponemos los tenis, o el trabajo y las labores de la casa nos atrapan, cada minuto es muy valioso. No nos queda más que hacer malabares, volvernos magas para estirar el tiempo y, entre el trabajo profesional, la atención del hogar, de los hijos y de tu pareja, encontrar un espacio para ti y para ser tú mientras corres.

POR ROSSANA AYALA
AYALA.ROSS@GMAIL.COM
@AYALAROSS1

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