¿Estarían dispuestos a morir por su patria? Esa fue la pregunta que atravesó la mente de la población de Ucrania durante los inicios de la invasión rusa. Las ordenes del gobierno ucraniano fueron claras: cualquier hombre de entre 18 y 60 años tenía prohibido salir del país. Esto como parte de la situación desesperada que enfrentaba el país y, sobre todo, que emana de la idea de la nación por arriba del individuo. Muchos se quedaron a luchar, mientras que otros salieron en cuanto comenzó el conflicto. No me atrevería a realizar juicios sobre sus decisiones. De vez en cuando salen noticias de ucranianos que aun viviendo en el extranjero decidieron ir a Ucrania a combatir a los rusos. Este tipo de notas buscan enaltecer el amor a la patria.
Ahora bien, poniéndonos en ámbitos nacionales, ¿darían la vida por México? Pues aquí, así como en varios países, la patria adquiere un gran protagonismo dentro de la ciudadanía y su relación con la política. Respecto a la pregunta, las respuestas podrán ser varias. Unos dirán que sí en caso de una invasión, otros sólo lo harían si sus familiares se ven afectados y también habrá quienes saldrían inmediatamente del país, etc. Todas estas respuestas son válidas para cada uno y muestran la subjetividad en torno a cómo nos percibimos desde dentro de la nación.
¿Qué entendemos por patria? Varios especialistas le han dedicado libros a este concepto tan ambiguo. Más que una sola cosa, dentro de ella se encuentran cuestiones políticas, culturales, geográficas, ancestrales e históricas por las que sentimos una atracción socialmente construida en el territorio donde nacimos. La patria la hacen los sentimientos de la población con la nación: “amor por la patria” y “morir por la patria”; ambas son expresiones que salen de una relación, un tanto, sentimental entre la población y el país. La palabra está relacionada con padre y, a esa figura paterna, le debemos nuestra identidad, o al menos así nos la han hecho pensar desde hace mucho tiempo.
En nuestro Congreso de la Unión se encuentra en palabras de oro la frase “La Patria es Primero”, atribuida, con su respectiva modificación a Vicente Guerrero. Y, pues, es que nuestra historia presume de su patriotismo, en la cual ocupan un lugar especial aquellos que han dado la vida por ella. El sacrificio de los héroes siempre es recompensado mediante distintos símbolos y monumentos. Como dice el dicho: “no hay prueba de amor más grande que dar la vida por otra persona”; en este caso, la nación se ha encargado de modificarla de la siguiente manera: “no hay amor más grande que morir por la patria”. Vuelvo preguntar, ¿quién estaría dispuesto a hacerlo?
POR IGNACIO ANAYA MINJAREZ
@IGNACIOANAY