ALHAJERO

García Harfuch pisa nuevos terrenos

Por lo que se ve —además de los consabidos sapos a tragar—, el camino del jefe de la policía capitalina pinta para nuevos y mejores rumbos

OPINIÓN

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Martha Anaya / Alhajero / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Omar García Harfuch comienza a pisar otros terrenos. Lo dejó ver —no de la mejor manera, por cierto— en el caso de la alcaldesa Sandra Cuevas, y lo presenciamos ayer, en su participación en el XIV Congreso de los Jóvenes, organizado por alumnos de la Prepa de la Universidad Panamericana.

“Es la primera vez que me voy a dirigir a un público así. Todo han sido conferencias para dar a conocer detenciones o programas”, reconoció el jefe de la policía de la Ciudad de México.

Platicó de dos cosas: de cómo —por qué— entró a la policía y de algunas experiencias que, consideró, podrían servirles.

Sin dificultad, García Harfuch se ganó a la audiencia --alrededor de dos mil jóvenes- hablándoles sin la retórica clásica de los políticos y de los discursos escritos. Habló al natural, sin pretensiones, confesando incluso deficiencias.

—Nací y crecí en la ciudad de México —contó—. Crecí, y no me di cuenta, en una burbuja. Alejado de una realidad que vive nuestro país. Esa burbuja me hizo crecer un poco apático y conformista. Estaba en una zona de confort. Me casé muy joven y aunque ya tenía una hija, estaba en una comodidad total.

Después, con el tiempo, me di cuenta de que no estaba haciendo absolutamente nada por mi país. Me di cuenta de que no era útil, así, simplemente. Que no era útil para el país o para la sociedad. Y en ese tiempo salió la convocatoria para la AFI, y luego a la PFP.

Ingresé a la Policía Federal y muy rápido me di cuenta de que ese era el lugar al que yo pertenecía. Me di cuenta que ser policía y detener personas que hacen un daño terrible a la sociedad, era lo que quería hacer de mi vida. Y eso fue para mí un gran descanso. Encontrar el sentido a mi vida y encontrar lo que quería hacer, fue una gran tranquilidad para mi vida.

Luego de esta introducción, García Harfuch narró anécdotas y cerró con algunos comentarios a propósito de ellas:

—Después de todo el trabajo que estabas haciendo en el país, tú pensabas que te iban a recibir con aplausos. Y no. Después de hacer algo bien, si te critican, te puede venir un desánimo… No debe venir el desánimo, no se deben distraer por críticas, lo más importante es la motivación y la satisfacción personal.

“La valentía de hacer las cosas tiene un riesgo —concluyó—. Si asumes ese riesgo te vas a sentir mucho mejor contigo mismo que si te quedas en una zona de confort. Desde la comodidad se puede criticar muy bien, se puede hablar de todo lo malo que hacen los demás. Desde la comodidad se puede juzgar a quien sea. Pero desde la comodidad no haces nada”.

En ese tono fue su participación. Y por lo que se ve (además de los consabidos sapos a tragar y ya tragados), su camino pinta hacia nuevos y mejores rumbos.

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POR MARTHA ANAYA
MARTHAMERCEDESA@GMAIL.COM
@MARTHAANAYA

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