MALOS MODOS

El difícil trabajo de ser chairo

Y entonces llegas al aeropuerto, ese del que van a salir cuatro vuelos, o no sé si eran seis, y llegar uno, desde Venezuela

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Te empujas el último pedazo de avocado toast, luchando con la certeza de que el pan gluten free y el puñito de quelites cultivados por productores locales no sólo no combinan del todo bien, sino que, sobre todo, no justifican pagar 375 pesos, y sonríes ante la perspectiva de irte en bici al Aeropuerto Felipe Ángeles.

Por fin, te dices, una medida de veras progresista de este gobierno por el que votaste y, antes, por el que hiciste tanto activismo. “Esto sí me recuerda a Oregon”, te dices, mientras recuerdas tus años felices de doctorado en la Ivy League. Y en filas, con unas ganas locas de pasarla bien, encontrarte con aeropuertazo que justifique lo de Texcoco y decirte que sí, que tuviste razón:

Que un priista de vieja guardia, cristiano, simpatizante de Fidel y con petróleo en las venas, podía traernos la agenda que tanto soñaste, con sus pañuelos verdes por aquello del feminismo, sus banderas de arcoíris por aquello de la diversidad, su despenalización del aborto urbi et orbi, su marihuana de libre consumo, sus bicis, su Fiscalía autónoma y sus energías limpias.

Porque no ha estado fácil ponerse optimista. No que vayas a renunciar a esa subsecretaría en el gobierno chilango, que más que nada te da muchísimas posibilidades de contribuir a tu entorno, pero el Presidente, y hay que decir que con él también la Clau, lleva una racha muy complicada, y por racha, bueno, la neta, sí, hay que entender: tres años y pico.

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O sea, está lo de la lanota a Pemex, lo de cancelar contratos con las empresas energéticas y lo de tener ahí a Bartlett. Están las vallas contra las protestas feministas, más las acusaciones de que es un movimiento fake, manipulado, conservador, sin mencionar a Macedonio, Salmerón y, descubrimos, a Gertz, que no es que digamos un aliado, según los audios que se filtraron el otro día.

Bueno, y que no es que digamos un modelo de probidad. O de eficacia, salvo que se trate de perseguir a sus parientes. Ni de autonomía, por cierto.

Así que avanzas, con pedaleo firme pero relajado, como te enseñaron en Oregon, feliz, aunque vagamente preocupado porque que al zigzaguear entre micros y tráileres de doble caja, y entre los perfumes del suadero y los escapes, los ruidos de claxon y los altavoces de las farmacias dr. Simi, te vas a ahorrar dos horas y media, que entre semana serían cuatro, hasta el Felipe Ángeles.

Y entonces llegas al aeropuerto, ese del que van a salir cuatro vuelos, o no sé si eran seis, y llegar uno, desde Venezuela, todavía esperanzado en que Andrés no se dispare en el pie y logre negociar con Swiss Air, British y etcétera, y te topas con dos gigantescos militares de goma que, para acabarla de chingar, se parecen, en efecto, a un Mario Delgado post lifting y a El Chapo Guzmán.

Y pues sí, sientes que vas a vomitar los 375 pesos de avocado toast.

POR JULIO PATÁN

COLUMNISTA

@JULIOPATAN09

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