A propósito de la conmemoración de los 79 años del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), hace una semana el director general Maestro Zoé Robledo, recordaba en su colaboración editorial la importancia de la trascendencia de las instituciones en el tiempo y en el espacio para el beneficio del pueblo.
No cabe duda que de 1943 a la fecha, el IMSS se ha convertido en el pilar de la seguridad social, pero también en el testigo y actor del acontecer mexicano del siglo XX y XXI. Pienso ahora por ejemplo en Felipe El Tibio Muñoz o Carlos Girón entrenando en las Unidades Deportivas, en el desarrollo del teatro nacional gracias a la red del Instituto en los sesenta, o en los desesperantes 18 minutos que tardó en latir nuevamente el corazón que tenía preparado el doctor Rubén Argüero, y así lograr la hazaña, el primer trasplante de este tipo en nuestro país.
El inicio no fue fácil, la molestia tanto de patrones y obreros por tener que aportar de manera obligatoria, la dificultad para construir los primeros hospitales por falta de material debido a la guerra, o el crear una institución que no contaba con ningún referente similar en México. Sin embargo, nada hizo mella en esos primeros 207 empleados del 43 que comenzarían labores en un pequeño espacio de la calle 16 de Septiembre.
Para 1944 y gracias a la visión de Ignacio García Téllez comenzaría el crecimiento exponencial, con la apertura de nuevos consultorios y más importante aún, una visión de lo que debería ser el Instituto.
En los años cincuenta las primeras delegaciones y la creación del Centro Médico Nacional La Raza; en los sesentas se cimentó la perspectiva de seguridad social incluyente a la cultura, el ocio y el deporte, así como el proyecto de descentralización de los servicios de alta especialidad; para los setentas se integra el otrora IMSS-COPLAMAR, buscando ofrecer servicios a nuestras hermanas y hermanos de las zonas rurales; se impulsan las campañas de vacunación y se integran las guarderías como un servicio más.
Para la década de los ochenta el destino puso a prueba el temple de la institución teniendo que evacuar a más de 2 mil pacientes con un Centro Médico Nacional Siglo XXI duramente golpeado por el sismo de 1985, además de atender a toda la población que lo requería.
La voluntad y vocación de servicio se volvería a ver en el huracán Paulina, en la crisis de la influenza AH1N1 y se ve ahora en atención a la pandemia por COVID-19.
Esta institución es el fruto de una lucha transformadora revolucionaria y es menester de cada mexicana y mexicano el cuidarlo y protegerlo.
POR JORGE MARENGO CAMACHO
COORDINADOR NORMATIVO IMSS
@JORGEMARENGO
CAR