¿En Ucrania se termina la intervención rusa fuera de su territorio? ¿O ahí comienza? ¿La defensa de Ucrania como territorio independiente es la defensa de ese país, o de una parte neurálgica de Europa que puede estar en riesgo de también ser invadida por las fuerzas de Vladimir Putin?
La guerra desatada por la incursión militar rusa tiene muchos matices. Más que blancos y negros, hay grises. El contexto importa para entender qué pasa, por qué pasa lo que pasa y qué podría ocurrir después.
En 1999, tres países que formaron parte del Pacto de Varsovia –República Checa, Hungría y Polonia– se sumaron a la alianza de Estados Unidos y sus aliados.
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En 2004, otros siete países se sumaron a la OTAN; tres de ellos habían formado parte de la Unión Soviética: Estonia, Lituania y Letonia. ¿Cuándo nos van a invitar a la OTAN?, preguntó Putin a George Robertson, el exministro de Defensa británico, entonces secretario general de la organización. “Nosotros no invitamos a nadie a ser parte de la OTAN, uno pide entrar”, le respondió.
En abril de 2008, en Rumanía, se reunió la OTAN. Una de las conclusiones fue que el ingreso de Georgia era inminente. Eso no gustó en Rusia. La OTAN iba cercando Rusia. Ya estaba rodeada por el norte y el poniente, y ahora lo harían por el sur. Georgia, otro país que había sido parte integrante de la URSS, fue invadido por los rusos cuatro meses después.
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El ataque militar de Rusia a Ucrania es condenable e inadmisible. Pero hay que comprender qué hay detrás, para entender qué sigue. La invasión rusa fue largamente planeada y avisada. Las señales estuvieron frente a la mirada del mundo. Nadie pudo contener lo que estalló. La diplomacia, en ese sentido, fracasó.
Parece que el rediseño de la seguridad internacional, derivado de la Segunda Guerra Mundial, se agotó. En ese contexto, es innegable que la población civil de la zona bajo ataque llevará la peor parte. Esa población poco tiene que ver con cálculos y ambiciones de un bando y otro. Si algo va quedando como lección, es que las vías diplomáticas, los espacios de conversación y deliberación -como el Consejo de Seguridad de la ONU-, han sido incapaces de detener una escalada en el conflicto. Quizá esos mecanismos y canales habría que revisarlos y replantearlos. Por ahora será difícil; el drama de la guerra se impone.
¿Cómo se frena a Putin? ¿Dónde se detendrá? ¿Dónde y cómo puede terminar este acto de guerra?
Los objetivos de Putin, “no se detienen en Ucrania”, dijo el viernes Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN y anunció que ha comenzado el despliegue de su Fuerza de Respuesta para garantizar la protección de cada uno de sus miembros, si fuese necesario.
“Tenemos que tomarnos esto en serio (…) vamos a desplegar las fuerzas de respuesta por primera vez en defensa colectiva”, aseguró.
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La opinión creciente es que Putin quiere recuperar lo que un día fue la Unión Soviética. ¿La invasión rusa terminará en Ucrania? ¿Con la imposición de un gobierno afín o con el intento de anexarse ese territorio? Ir más allá suena descabellado, porque algunos países que formaron parte de la URSS, ahora están en la OTAN e intervenir militarmente detonaría un conflicto mayor.
¿Dónde se detendrá Putin? ¿O quién lo detendrá?
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN
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