Columna Invitada

En los mares de la educación

Además de la pérdida de aprendizajes y experiencias significativas que ha provocado el cierre de las escuelas, se ha agudizado el abandono escolar

En los mares de la educación
Antonio Argüelles / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

En un reporte reciente de la revista Americas Quarterly, los colaboradores se preguntan si la “generación COVID” en América Latina se puede considerar una “generación perdida”. Es un juicio duro y desolador, pero, lamentablemente, nada descabellado. Retomo algunas de las cifras que presentan.

Ya desde octubre de 2019, antes de la pandemia, más de la mitad de los estudiantes latinoamericanos de 10 años era incapaz de comprender un texto simple, según datos del Banco Mundial.

Luego llovió sobre mojado: debido a la contingencia, las escuelas en México se mantuvieron parcial o totalmente cerradas durante cuatro de cada cinco semanas entre marzo de 2020 y octubre de 2021, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Si bien al terminar este periodo muchos niños habían regresado a las aulas, muchos otros permanecían alejados de ellas.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) estima que 41 por ciento de los estudiantes mexicanos seguía sin asistir a clases presenciales.

Además de la pérdida de aprendizajes y experiencias significativas que ha provocado el cierre de las escuelas, se ha agudizado el abandono escolar en la educación básica.

Datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ponen a México entre los países más afectados de la región —sólo por encima de El Salvador, Guatemala y Honduras—, con un porcentaje de abandono de 8.8 por ciento.

Esto podría llevarnos a un abandono no visto desde la década de 1960. Guido Neidhöfer et al. calculan que la probabilidad de que los estudiantes latinoamericanos de familias con bajo nivel de escolaridad terminen la secundaria disminuyó 20 puntos porcentuales, de 52 a 32 por ciento.

Si se cumplen los pronósticos más optimistas, el próximo ciclo escolar será el primero con cierta normalidad en las aulas.

En buena medida, la respuesta que dé el sistema educativo determinará si ésta será, en efecto, una “generación perdida”.

Como afirma Fernando Reimers, el peor escenario es pensar que el problema se resolverá con la reapertura de las escuelas; ello ocultaría los devastadores efectos que ya ha tenido la pandemia.

Otra opción, también insuficiente, es buscar regresar a lo que había antes. No, dice Reimers, la meta debe ser mucho más ambiciosa, “nada menos que un renacimiento en la educación, para preparar a los estudiantes con las habilidades que necesitan para mejorar sus circunstancias y las de sus comunidades en el futuro”.

En mi opinión, el primer paso para lograrlo es equipar a los docentes con las herramientas necesarias para centrarse en los aprendizajes fundamentales de español y matemáticas, indispensables para una trayectoria educativa exitosa.

En particular, hay que poner atención en los estudiantes que transitan de un nivel educativo a otro, quienes están en mayor riesgo de abandono si avanzan con carencias.

Para navegar en los mares de la educación se necesita un barco con una estructura sólida, y así se puede empezar a construir

Con la colaboración de Franco Bavoni.

POR ANTONIO ARGÜELLES (CON LA PARTICIPACIÓN DE FRANCO BAVONI Y LUCERO NAVA)
COLABORADOR

PAL

Temas