Columna invitada

Lecciones democráticas desde el sur

Con las nuevas tecnologías del voto, se acabarían los pretextos de tiempos, costos y trabas para poder ejercer a plenitud la democracia

Lecciones democráticas desde el sur
Jesús Ángel Duarte / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Foto: Especial

Tras el triunfo de Lula en Brasil, otro de los grandes ganadores es el sistema de voto electrónico, que forma parte de la propuesta de Reforma Electoral del presidente López Obrador. La urna electrónica, que se ha aplicado desde hace 25 años en este gigante del sur que tiene 65 por ciento más electores que nosotros, le ha permitido consolidar su sistema electoral, que cuenta con prestigio internacional; así, el voto electrónico se sigue fortaleciendo como alternativa democrática, como ocurre en otros 23 países del mundo, de acuerdo al Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA). 

Hoy en día, con las nuevas tecnologías, votar no tendría que ser más complejo que ir al cajero automático a sacar dinero, pagar la luz en un CFEmático o hacer una transferencia electrónica. En este país latinoamericano, todo lo que hay que hacer en la urna electrónica es marcar el número del candidato en un teclado (dos dígitos), la pantalla muestra la foto y datos del candidato, y se confirma el voto pulsando un botón verde. Es todo. No tarda más de dos minutos, y los resultados oficiales de la votación pueden estar listos en dos horas tras el cierre de casillas, dando total certeza, y sin escrutinios caóticos de días y días. 

No sólo es la practicidad, rapidez de resultados y confiabilidad, la votación electrónica tiene múltiples ventajas: el ahorro masivo de papel y simplificación de toda la logística; el hecho de que las urnas no requieren conexión a internet; dejar de tener votos ilegibles o nulos; la posibilidad de que el votante obtenga un recibo impreso de su sufragio; además de que se convierte en una herramienta útil para combatir muchos de los fantasmas nefastos de la antigua mapachería de nuestro país, como lo son el embarazo de urnas, casillas zapato, la operación carrusel, la catafixia o la uña negra. 

Aunado a ello, con las nuevas tecnologías del voto, se acabarían los pretextos de tiempos, costos y trabas para poder ejercer a plenitud la democracia participativa, facilitando los ejercicios de consultas, “referéndums” y revocatorias de mandato. También sería más fácil habilitar la opción del voto anticipado, para tener la opción de votar días antes de la jornada electoral, reduciendo el abstencionismo.

La experiencia brasileña es un caso de éxito paradigmático, que demuestra la conveniencia de la gradualidad: se comenzó a implementar en el año 1996 de manera experimental, y cuatro años más tarde, ya se ejercía esta forma de votación en todo su territorio, y desde entonces a la fecha, les ha permitido conjurar los riesgos del fraude electoral.

De igual manera, en México podría contemplarse un calendario gradual de aplicación por etapas en la próxima reforma electoral. Por ejemplo, en 2024, permitir que en un X porcentaje de casillas del país, se abra la opción de urna electrónica para elecciones de gobernador, alcalde, diputado y senador, y en el 2030, generalizarlo para la Presidencia de la República. 

Legisladores: ¿qué esperamos? 

POR JESÚS ÁNGEL DUARTE

COLABORADOR

@DUARTE_TELLEZ

MAAZ

 

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