Cuando pensamos en ciberseguridad vienen a nuestra mente las tecnologías de la información, la protección de datos sensibles, la defensa frente a los ciberataques, la prevención ante el accionar de ciberdelincuentes, etcétera. Y sí, la ciberseguridad es ese mecanismo que nos permite contar con un entorno digital protegido, pero también es un ámbito en donde la perspectiva de género debe estar presente en todo momento.
Entendemos por perspectiva de género al enfoque que tiene como objetivo analizar las relaciones entre las personas en todas las esferas de la convivencia humana, para así comprender las diferencias existentes y promover la igualdad.
Incorporar esta perspectiva nos permite identificar los estereotipos de género y sesgos que se han trasladado desde nuestra sociedad hasta el ciberespacio y que tienen repercusiones en diversas esferas. Algunas de estas consecuencias son la exclusión, discriminación, disminución de rendimiento laboral y eficiencia, pero también la posibilidad de mejorar las posiciones laborales y profesionales tanto para mujeres como para hombres.
Debemos entender que la ciberseguridad es un asunto de ética y de responsabilidad compartida que nos compete a todas las personas. Esos sesgos y estereotipos ya están presentes en las tecnologías de la información, de manera que lo podemos ver en la poca representación de las mujeres en cuanto a profesionalización y ocupación laboral, así como los impactos diferenciados por sexo en cuanto a ciberdelitos, la falta de presencia de mujeres en la conformación de indicadores y data con perspectiva de género, así como los sexismos identificados en el diseño de productos y servicios digitales.
Afortunadamente, a nivel mundial, se han emprendido acciones conjuntas para contar con un mundo digital más igualitario e inclusivo. Muestra de ello es el Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS) número 5 sobre igualdad de género y empoderamiento de la mujer. Tiene como una de sus metas mejorar el uso de la tecnología instrumental, en particular la tecnología de la información y las comunicaciones, para promover el empoderamiento de la mujer.
Otra muestra es el grupo de expertos de Mujeres en la Normalización (WISE) de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, cuyo objetivo consiste en fomentar la participación de las mujeres para la creación de marcos regulatorios que busquen fomentar la labor tanto de mujeres como de hombres en las telecomunicaciones y las tecnologías de la información.
Como sociedad, tenemos la misión de disminuir las brechas de desigualdad y los obstáculos para alcanzar una igualdad sustantiva. En datos duros, a nivel mundial solo 35% de estudiantes matriculados en carreras STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) son mujeres, únicamente 3% de las estudiantes de educación superior realizan estudios TIC, solo 24% de profesionales dedicados a la seguridad informática son mujeres y estas ocupan únicamente 7% de las posiciones de liderazgo en la industria.
Desde nuestra trinchera, Metabase Q es una organización reconocida por la ONU como empresa comprometida con los Principios de Empoderamiento Femenino (WEP’s) y hemos encaminado esfuerzos para promover la igualdad de oportunidades, integración y no discriminación tanto dentro de la empresa como en nuestros proyectos de concientización al exterior, para contar con espacios digitales seguros y confiables para todas las personas.
POR MONSERRAT PEÑA
@MetabaseQ
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