EL FONDO DEL MEOLLO

Se trata del fracaso o éxito del Tata Martino, de nadie más

Hay una gran confusión, esa histórica que responsabiliza de los resultados, de los fracasos

OPINIÓN

·
Gerardo Velázquez de León / El fondo del meollo / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hay una gran confusión, esa histórica que responsabiliza de los resultados, de los fracasos, a los directivos. También a los dueños de Televisa y Azteca, cuando la realidad es totalmente contraria.

El futbol mexicano se vició con las mentiras de un grupo de comentaristas que lo único que sabían decir desde los años 80 era que “las televisoras son las culpables de todo lo que sucede”, una rotunda y espectacular mentira.

Tampoco es el caso con el presidente de la Federación Mexicana de Futbol.

Siguen confundidos, llevan décadas con esa maldita confusión. Yon de Luisa no es quien elige a los futbolistas, tampoco hace las alineaciones y, mucho menos, decide qué sistema táctico utilizar.

Él está para facilitarle al cuerpo técnico las herramientas para una preparación, conforme a las necesidades del entrenador en turno.

Así fue con Decio de María para el Mundial de Rusia y Juan Carlos Osorio como entrenador, así como con Justino Compeán y Miguel Herrera en 2014, y Javier Aguirre en el 2010.

Ellos no juegan, no dirigen en el banquillo, facilitan las labores deportivas, eso es todo.

Evidentemente, tampoco los ejecutivos de las televisoras deciden sobre lo sucedido en el campo.

Dejemos ya de darle la vuelta, y señalemos a los verdaderos responsables.

Todo lo que está sucediendo en Qatar es responsabilidad del director técnico, Gerardo Martino; claro, también tiene su grado de responsabilidad quien lo eligió, pero ese ejecutivo ya ni trabaja en la Federación Mexicana de Futbol: fue Guillermo Cantú. 

El Tata se empeñó en destrozar a la Selección Mexicana, y está a un partido de lograrlo.

Fue un proceso donde la terquedad e ideas primitivas se hicieron presentes en cada partido que dirigió.

 Claro, dio una sensación de que si era el correcto cuando en el primer año tuvo a una selección sana, con jugadores en mucho más alto nivel y logró ganar la Copa Oro. Desde esa noche, en Chicago del verano de 2019, al partido de Arabia Saudita, hoy en el Estadio Lusail, se fue deteriorando todo, nunca volvió a funcionar el equipo y terminó entregando la Copa del Mundo, con cobardía, ante su país natal.

Desde que Argentina salió en el sorteo del Mundial se aumentó la descomposición de un proceso roto, sin éxito.

Hay veces que tener un foráneo en el banquillo y a un delantero naturalizado por conveniencia no resulta tan agradable, mucho menos cuando te enfrentarías en un partido decisivo a la selección a la que también dirigiste (Tata Martino) y a la que aspiraste y nunca te convocaron (Rogelio Funes Mori).

Además, cambiando todo lo que habías realizado en tres años y medio de proceso, porque, aunque pocas veces ensayó ese timorato sistema, nunca le funcionó y, sino, sólo recuerden el ridículo que hicieron contra Colombia, en el estadio de los 49ers de San Francisco, en uno de los últimos partidos de preparación para el Mundial.

Martino está por dirigir el último partido con la Selección Mexicana.

El error más grande de la historia reciente del futbol mexicano está por concluir, se irá, sin decir nada, sin explicar nada. Lo esperan en Rosario, Argentina y en Boca Juniors con un contrato que, si bien no es tan jugoso económicamente como el que se le vence mañana con México, sí le dará tranquilidad, porque él nunca estuvo a gusto en nuestro país, siempre vio a todos por encima del hombro, a todos, hasta a quienes le pagaron seis millones de dólares anuales.

POR GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN

COLABORADOR

@gvlo2008

MAAZ