La migración irregular ocupa un papel protagónico y de alta preocupación en todo el mundo, tras el paso arrasador del COVID-19, el calentamiento global y la guerra que encabezan Rusia y Ucrania, fenómenos que están fomentando el desplazamiento de personas con el único fin de buscar mejores condiciones de vida y oportunidades.
La pandemia rompió las cadenas de suministros en todos los sectores a escala mundial, elevó los niveles de pobreza, exacerbó enfermedades que estaban escondidas (mentales y físicas), mostró la codicia y envidia de los países ricos; pero, sobre todo, desnudó la falta de condiciones favorables para vivir en las ciudades de origen en los países pobres.
Por su puesto, esos factores atizaron el fenómeno migrante, ya de por sí grave, todos los días cientos sino es que miles de africanos buscan ingresar a Europa con barcazas improvisadas por el Mar Mediterráneo, lo intentan por Turquía o por Ceuta y Melilla; a todos ellos se suman los más de 10 millones de ucranianos que han huido de su país por la invasión rusa.
Ese fenómeno social también se convirtió en la principal herramienta política para las aspiraciones de poder de las formaciones de derecha, como sucedió en Italia con el reciente triunfo de la hoy primera ministra Giorgia Meloni, quien apuntaló su campaña con un discurso de tolerancia cero a la migración irregular.
En América, la política antiinmigrante de los republicanos les dio un triunfo legislativo, el pasado 8 de noviembre. Hoy empoderados buscan sostener el Título 42, que permite deportar de inmediato a los migrantes y solicitantes de asilo, implementado durante el gobierno de Donald Trump, quien, por cierto, busca retomar la Casa Blanca con ese mismo discurso.
En Sudamérica también hace aire, Chile y Colombia principalmente han tenido que absorber el éxodo de venezolanos, casi siete millones de personas han abandonado el país sudamericano por la crisis de desabasto y la falta de oportunidades. Peor aún, esa misma migración ya tiene impacto directo en México, donde se suma a la que se origina desde Centroamérica.
Hay que puntualizar, que el calentamiento global se está convirtiendo en el motivo principal del desplazamiento de personas hacia zonas donde se piensa que puede tener mejores oportunidades, más de 70% de los refugiados y desplazados del mundo provienen de los países más vulnerables al clima, como Afganistán, la República Democrática del Congo, Siria y Yemen.
Súmele que, con la invasión a Ucrania, no son sólo los 10 millones de desplazados ucranianos, sino que cientos o miles de rusos también están migrando fuera de su nación para evitar ser reclutados a las zonas de combate.
La migración es hoy por hoy una de las problemáticas mundiales más grandes que enfrenta la humanidad y no se puede solucionar con la fuerza o las fobias, más bien con programas de gobierno, generación de empleos y condiciones estables de vida, pero esas en realidad son medidas que caen en el plano del idealismo.
POR ISRAEL LÓPEZ
COLABORADOR
ISRAEL.LOPEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
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