Columna Invitada

Las Met Gala de los políticos

La cumbre en cuestión comenzó con mucho ruido al sentar a Joe Biden y Xi Jinping en la mesa inaugural para soltar la usual verborrea de estos encuentros

Las Met Gala de los políticos
Javier García Bejos / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Acompañados de aguas cristalinas y azul turquesa y amparados bajo la mística de los magníficos templos hindúes de ese refugio de última moda para influencers, modelos, celebridades y gurús iluminados de la posmodernidad, los líderes de las principales economías del mundo se dieron cita en Bali con motivo del G2O. Una cumbre que supo más a brunch de socialités típico de ¡HOLA!, que a reunión seria de políticos que buscan soluciones a la montaña inmensa de problemas que azotan al mundo.

Para muestra una anécdota. Mientras se debatían en la cumbre temas trascendentales como el conflicto bélico en Europa del Este, Rusia intensificaba su ofensiva contra Ucrania, pese a la retirada de la ciudad de Jersón.
Y dicen que México es un país surreal…

La cumbre en cuestión comenzó con mucho ruido al sentar a Joe Biden y Xi Jinping en la mesa inaugural para soltar la usual verborrea de estos encuentros en donde, curiosamente, los antagonistas olvidan por un momento que lo son; se dan la mano, se toman la foto, enuncian sendos discursos sobre la paz, la cooperación, el alto a la guerra, los deseos de un mundo mejor donde exista mayor entendimiento, y toda una lista de acciones de buena voluntad que nunca van más allá del papel.

Palabras más palabras menos, la cumbre finalizó este miércoles con una carta firmada por todos los asistentes en la que se condena, con obligado lenguaje políticamente correcto que no hiera las sensibilidades rusas, al conflicto que enfrenta hoy a estas dos naciones eslavas.

A la par de esto, los primeros mandatarios de EE UU y China fuman la pipa de la paz y parecería que las tensiones con Taiwán y que la feroz guerra comercial que los ha enfrentado en la última década son cosa del pasado.

Nada nuevo bajo el sol.

La semana pasada, otra pasarela de líderes tuvo lugar en la ciudad egipcia Sharm el Sheij. Esta vez con motivo de la COP 27, la cumbre para el cambio climático que organiza las Naciones Unidas.

Para no variar, los temas que importan otra vez fueron bateados por las potencias, quienes se niegan a abordar de manera frontal la reparación de daños por los efectos del cambio climático, de los cuales, ellas son las principales responsables.

Las consecuencias del calentamiento global ya no son una alerta de un futuro cercano. Están sucediendo en el aquí y el ahora y los países del hemisferio sur, que son quienes menos contaminan, se están llevando la peor parte.

A este respecto, la COP 27 no ofreció muchas soluciones y como con el G20, uno ya empieza a fastidiarse de estos encuentros en lugares cada vez más exóticos, que más bien parecen un pretexto para la socialización y el derroche que para lograr acuerdos que brinden soluciones a un mundo al borde del colapso.

Pasarelas exuberantes de políticos convertidos en rockstars, proyectos ambiciosos, cartas de buena voluntad, pero en el saldo final ambas cumbres pasan inadvertidas, y eso es una lástima.

POR JAVIER GARCÍA BEJOS
COLABORADOR
@JGARCIABEJOS

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