Estaba fuera de sí: ¿cómo es posible que propongan al presidente ucraniano para el Nobel? Las ironías y las burlas abiertas no tardaron. En realidad, se leyó aquí y allá, lo que no entiende el licenciado López, lo que lo saca de sus cabales, es que hayan candidateado a Zelensky, pero sobre todo que no lo hayan candidateado a él. ¿Es justa la acusación? Estoy seguro de que sí.
El presidente lleva un rato en plan “Ahora viene mi consagración como líder planetario”, de donde se siguen el oso de la propuesta de paz para Ucrania, claro, pero también, antes, su mal disimulado orgullo cuando Cuba le entregó la Medalla al Mérito Bananero, el esperpento de la CELAC, su fallido intento de boicot a la Cumbre de las Américas, el tono sentencioso con que habló de la fraternidad universal ante la ONU y hasta sus bromitas, Chico Che incluido, sobre la OEA, un organismo al que, en serio, aspira a desbancar. ¿Es un disparate? Hombre, sí: como una catedral.
El presidente de México tiene más o menos las mismas posibilidades de ganar el Nobel que, digamos, el Doctor Simi o el Tata Martino, por una amplia variedad de razones que van de su irrelevancia a escala internacional, una irrelevancia que queda bien ejemplificada por el modo en que a su propuesta de paz, que incluía poner como mediador a un violador de los derechos humanos como el presidente de la India, la ignoró por completo la propia delegación india; a la militarización, el legado más perdurable de su sexenio; al amedrentamiento diario de la oposición y los medios; a su apoyo a tiranos violentos, represores, como Díaz-Canel, Maduro u Ortega; a sus simpatías indisimuladas por Putin. Sin embargo, los disparates conviene atenderlos, porque dicen mucho de quienes los protagonizan.
¿Qué dice este disparate sobre el presidente? Dice, claro, que no tiene una conciencia muy afilada de su lugar en el mundo. También dice mucho sobre su idea de la paz, la valentía y el liderazgo, y de su consecuente incapacidad para entender lo que significa una figura como la de Zelensky. Podemos discutir si un líder militar merece un premio de esta naturaleza. El hecho es que el Nobel no está destinado a actitudes de jipismo frívolo o de gandhismo comodón, ni premia eslóganes facilotes que validan culiacanazos.
La paz implica hacerle frente a los tiranos, como deberíamos saber, al menos, desde la Segunda Guerra, y Volodimir Zelensky ha encabezado una resistencia heroica, exitosa, contra un tirano. La vida lo puso ante una coyuntura terrible, y ante esa coyuntura hizo lo que hacen los verdaderos líderes. ¿Que hay aspectos cuestionables de su trayectoria, que es un comediante convertido en dirigente? Pues sí. Pero, como sabemos, es mucho más habitual encontrarse con dirigentes que acaban convertidos en comediantes. Malos comediantes.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09
MAAZ