"Con ajustada camiseta de “Filtros Gonher”, el doctor Julio Patán incendió las redes”. ¿Lo imaginan? ¿Les parecería una buena forma de lanzar la candidatura en 2030, para desafiar a Andy López? A mí tampoco, evidentemente. Así y todo, dudé a la hora de formular la propuesta como ejemplo del absurdo, no sea que a alguna corcholata le parezca una buena idea y la camiseta acabe en un (otro) tórax equivocado.
Lo digo por un tema que ya he tocado en este espacio, que es el de los osos que están haciendo los precandidatos a la Presidencia por el oficialismo, en las redes y al margen de ellas. Dije hace unos días en este espacio que la apuesta ganadora, si de las corcholatas se trata, es la de Adán Augusto, que pasa de videos y disfraces y se dedica a violentar a la oposición y a la ciudadanía para allanarse el camino hasta Palacio Nacional.
Ironías al margen, creo de veras que su apuesta es esa, algo en lo que, no es broma, coincido parcialmente con Jorge Zepeda: una apuesta analógica en un mundo digital, una apuesta de vieja escuela para ganarse el único voto que importa, que es el del Presidente, y que no lo distancia mucho del otro compañero dispuesto a tomar el relevo del licenciado López, Gerardo Fernández Noroña, fiel a lo suyo: amaga con una madriza callejera cada 10 minutos, siempre sin concretarlas y sin dejar de sacarse los mocos.
Los demás, en cambio, están doblando la apuesta tiktokera. Este fin de semana, el canciller, que en mi opinión, con algún desliz de consideraciones, es el que maneja mejor lo de figurar en redes y transmitir buen rollo, se apersonó en el desfile de muertos con un maquillaje no muy afortunado: parecía uno de esos gatos plateados que levantan la patita en los changarros de
productos chinos.
La jefa de Gobierno, por su parte, se puso a saltar en una cama elástica con indiferencia a las lumbares y al pudor, mientras Ricardo Monreal, un político distinguible por su sobriedad, hizo un video con temática de Star Wars.
¿En qué se parecen los tiktokeros y los analógicos? En que contribuyen a que la política mexicana se libre de las cadenas del decoro. La estridencia manda. ¿Es una marca de los tiempos, un rasgo del mundo que vivimos? Sin duda. Pero también hay algo muy mexicano en esto, en la medida en que el Presidente es la quintaesencia de la mexicanidad. Tenemos un titular del Ejecutivo que gobierna a mañanerazos, inauguraciones con soldados y tlayudas a cuadro, siempre entre insultos. Bueno, ha dejado escuela. Lo mismo hacen sus corcholatas, y lo mismo hace incluso parte de la oposición: recuerden a Anaya echando taco, en una imagen más falsa que el tren que va al AIFA.
Circula en redes la imagen de una chica que, en Tik Tok, agita violentamente un cuchillo cebollero hasta que, por torpeza, se hace tremendo tajo arriba del ojo. Bueno, pues eso.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09
MAAZ