Línea Directa

Al límite

Apostar por la lealtad a la causa y el sometimiento a la ideología nacionalista tiene un límite en el momento en que se te acaban las fichas para negociar

Al límite
Ezra Shabot / Línea Directa / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Si ha habido un primer mandatario  mexicano que ha tenido claridad con respecto a lo que intenta lograr en la Presidencia, ese es López Obrador. Su fascinación por el poder lo llevó a mantener siempre la esperanza y superar una y otra vez los fracasos propios de la política y la acción de sus enemigos reales y también los imaginarios.

          El pragmatismo de AMLO se centra en un único objetivo que es la conservación del poder. La posibilidad de renunciar a sus convicciones fuertemente arraigadas en el nacionalismo revolucionario priista es prácticamente nula. Los acercamientos a sectores empresariales, sus posicionamientos sobre respetar acuerdos previos en lo relativo a concesiones en el sector petrolero o eléctrico, son sólo simulaciones indispensables para ganar tiempo en tanto se consolida el poder de sus incondicionales.

          Así, figuras como Carlos Urzua, Alfonso Romo, Tatiana Clouthier y muchos otros ilusos no únicamente acompañaron a López Obrador en su aventura presidencial,  sino que trataron de convencer a quien se dejara de que se trataba de un político racional incapaz de destruir medio país para consumar con éxito la misión para la que el pueblo lo eligió.Todos y cada uno de ellos terminaron siendo desechados en el momento en que el líder determinó que había llegado el momento de las decisiones definitorias y por lo tanto no cabían  ya en su Cuarta Transformación.

          Poco a poco las caras de la moderación y la razón fueron sustituidas por las del equipo compacto de ideólogos y creyentes incondicionales en la infalibilidad del líder y la reconstrucción del inexistente Estado mexicano revolucionario sin corrupción ni cuestionamiento alguno. La llegada a la Secretaría de Economía de Alejandro Encinas Nájera se enmarca en esta línea que incluso llevó al Presidente a inventar que los norteamericanos ya se habían desistido de la creación de un panel de controversia para resolver las diferencias en torno al TMEC.

          Apostar por la lealtad a la causa y el sometimiento a la ideología nacionalista tiene un límite en el momento en que se te acaban las fichas para negociar. Perder los juicios dentro del TMEC llevará a una catástrofe económica previa a aquella otra que se prevé en el momento en que los recursos fiscales sean insuficientes para cubrir las necesidades básicas de la administración pública. AMLO juega al limite, rodeado de aquellos que se identifican con él sin la más mínima duda y que están dispuestos a hundirse en el barco culpando eventualmente a los traidores, la oposición y los gringos de lo que será una crisis de enormes dimensiones.

POR EZRA SHABOT

EZSHABOT@YAHOO.COM.MX

@EZSHABOT

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