Es sabido que nuestro estado, Zacatecas, atraviesa por un momento de profunda crisis de violencia e inseguridad.
Sabemos que esta crisis de obedecer a las políticas erróneas en materia de seguridad de gobiernos anteriores, además de la posible vinculación de grupos del crimen organizado con estructuras del poder en el estado y a nivel nacional. Particularmente el sexenio de Felipe Calderón propició la ruptura del tejido social y el incremento de la violencia debido a la llamada guerra contra el narco; misma que sólo trajo sangre a nuestra patria.
Hoy, la estrategia de seguridad cambió paradigmáticamente. Se piensa en y se atacan las causas que originan la violencia, en particular la pobreza, la educación y la falta de oportunidades. Aunado a una estrategia de inteligencia emprendida en conjunto con la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano y la Marina Armada de México.
La estrategia da resultados. La tasa de homicidios en el país apenas comenzó a disminuir. El daño que hicieron los gobiernos anteriores fue profundo; hoy nos toca componer ese gran tejido roto.
Nuestra entidad vive en un ambiente de violencia debido a la disputa entre diversos cárteles del narcotráfico, quienes buscan mantener el control territorial. Zacatecas es un estado estratégico para estos grupos debido a su posición geográfica. Estamos situados en el centro del país; el estado interconecta al norte, al oriente, al poniente y al sur. El control de la entidad es clave en el trasiego de drogas. La ubicación de la entidad es al mismo tiempo nuestra bendición y desgracia.
Ante el clima de violencia e inseguridad, en la última semana, los medios locales han hablado de una intervención extranjera en nuestro estado en materia de seguridad.
Han hecho referencia a una reunión entre el embajador de EU en México y nuestro gobernador. Sin duda, estas acusaciones de injerencia o intervención extranjera se deben aclarar cuanto antes.
No imaginamos al embajador Ken Salazar actuando de forma unilateral al margen del Gobierno, ni mucho menos, a un gobernador de Morena firmando acuerdos que violan la soberanía nacional y que exceden sus atribuciones constitucionales.
El mejor modo de aclarar esta situación es que se hagan públicos los términos del acuerdo, y nosotros confiamos que en esos términos se garantiza una cooperación con base en el respeto a la soberanía nacional, que además debe estar enmarcada en el Entendimiento Bicentenario y bajo supervisión de nuestra cancillería.
Rechazamos cualquier actitud injerencista que viole nuestra soberanía nacional. Permitir la presencia de representantes de la DEA y el FBI en Zacatecas, va en contra de la estrategia nacional de seguridad, la cual está a cargo del gobierno federal.
En Zacatecas se vive, se respira y se siente el grave problema de inseguridad. El planteamiento del gobernador, en todo caso, debe ser retomado por la cancillería para darle marco legal e institucional. Debemos recordar y hacer énfasis en que la política exterior corresponde al Ejecutivo federal.
Por esa razón, nos parece indispensable que se aclare y transparente cuanto antes toda la información al respecto. Estamos en la mejor disposición de colaborar para regresar la seguridad a nuestro estado.
POR JOSÉ NARRO CÉSPEDES
COLABORADOR
@NARROJOSE
PAL