COLUMNA INVITADA

Mil días, o menos

Con la presentación del tercer informe de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se inicia en los hechos la segunda parte de su gobierno

OPINIÓN

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José Encarnación Alfaro Cazares/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Con la presentación del tercer informe de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se inicia en los hechos la segunda parte de su gobierno; empieza el conteo regresivo de la sucesión presidencial y en la cultura política mexicana enraizada en el viejo modelo presidencialista, se inicia también el ocaso del poder presidencial y el amanecer de las pugnas por la sucesión al interior del grupo gobernante.  

A la mitad del camino la propuesta de cambio de régimen se desvanece ante los golpes de una realidad que no ha podido ser modificada con el valor de las buenas intenciones. La consigna por la cuarta transformación se ha convertido más bien en una invocación al viejo modelo de control social y político del jefe del Estado al amparo del proyecto ideológico de la Revolución Mexicana. El estilo personal de gobernar del presidente López Obrador lo coloca hoy en un conflicto de prioridades frente a expectativas inciertas de la segunda mitad de su mandato. Le quedan mil días para concretar su propuesta transformadora, o menos si consideramos que el proceso electoral 2023-2024 habrá de concentrar esfuerzos y atención en la búsqueda de una continuidad transexenal frente a una oposición que en la suma pragmática por el poder puede convertirse en un valladar político infranqueable. 

El saldo de la primera parte del sexenio no es alentador si se analizan con objetividad las condiciones del País en materia de crecimiento económico, de combate a la corrupción, de lucha contra la inseguridad, de reducción de la pobreza, de atención a la crisis sanitaria por la pandemia y de construcción de un nuevo régimen de gobierno. Sin rumbo ideológico claro, sin ruta crítica para un proceso de reforma del Estado que elimine el modelo neoliberal, la 4T se ha convertido en discurso de anatema contra los gobiernos anteriores, en evocación ritual a la moral republicana, en asistencia clientelar a los grupos económicamente vulnerables, en defensa a ultranza de sus mega obras insignias, en reformas y modificaciones legales y administrativas aisladas, en la ruta de la concentración del poder y de la eliminación de los adversarios políticos. No se ve en el horizonte el cambio de régimen prometido. 

Pero ya las prioridades cambiaron para los próximos mil días y eso puede radicalizar las decisiones en el ejercicio del poder si la continuidad del proyecto se tambalea en la contienda electoral del 2024. Porque los resultados de la elección de junio pasado prenden las luces de alerta en la percepción del presidente López Obrador sobre la fortaleza de MORENA que perdió poco más de 10 millones de votos en la elección de Diputados el 2021 con relación a la elección presidencial de 2018 y redujo su representación como Partido en la Cámara de Diputados del 52% en 2018 al 40% el 2021. 

En este contexto la actividad de proselitismo político se convierte en la prioridad número uno del gobierno de la 4T, por encima de los delicados problemas del País, lo más importante es la reconstrucción de una base de apoyo acrítica que le permita garantizar la permanencia de su grupo y proyecto político en el poder. Por eso la insistencia en un innecesario procedimiento de revocación de mandato, que se pretende convertir en un ejercicio de ratificación y de respaldo a la figura presidencial, en una re-evocación de su triunfo del 2018. 

POR JOSÉ ENCARNACIÓN ALFARO CÁZARES
@JOSEEALFARO 

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