MISIÓN ESPECIAL

Los dilemas éticos de la migración

Las escenas de violencia y represión en contra de migrantes en Chiapas nos obligan a plantearnos si ese es el país que queremos ser, uno que reprime y viola derechos humanos o bien uno que es humanista y protege los derechos humanos

OPINIÓN

·
Martha Bárcena Coqui / Misión Especial / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

¿Son en verdad los migrantes una amenaza a la seguridad nacional o la identidad o bien seres desesperados que cómo tantos a lo largo de siglos han migrado huyendo de la tragedia o en busca de mejores oportunidades?

Las migraciones son uno de los grandes retos que enfrenta la humanidad: refugiados, migrantes económicos, personas desplazadas. 

Las escenas de violencia y represión en contra de esos seres desesperados en Chiapas, obligan a un ejercicio de discernimiento para tomar las decisiones adecuadas dónde los seres humanos, no la razón de Estado, estén al centro de las consideraciones.

El 2 de septiembre, participé en la Universidad Iberoamericana, como orgullosa egresada que soy de dicha Universidad, en un seminario sobre el “Discernimiento político para la acción social” en el marco de las conmemoraciones de los 500 años de la conversión de San Ignacio, fundador de los jesuitas. 

Abordé el tema de la migración con un análisis en tres etapas. Primero, el reconocer la problemática. ¿Cuál es la realidad de la migración?, ¿hay una crisis?, ¿una amenaza la seguridad nacional?, ¿una amenaza a la identidad?, ¿o un fenómeno económico-social?,¿quiénes son los migrantes que llegan a México?,¿refugiados, migrantes económicos, por desastres naturales? De la respuesta a estas preguntas, se deben plantear las respuestas de gobierno y sociedad civil. 

La segunda etapa implica la interpretación de las respuestas y definición del fenómeno. Si se concibe como amenaza a la identidad y la seguridad nacional, la respuesta va a ser necesariamente coercitiva. El tema se “securitiza” y se toman decisiones manipuladas políticamente.

Si, por el contrario, prevalece una interpretación de la migración como fenómeno económico y social, intrínseco a la humanidad, entonces la respuesta deberá privilegiar el adoptar medidas que permitan tanto la inserción de los migrantes a las sociedades que los acogen, como el mejoramiento urgente de las condiciones de vida en la localidad o país del cual salieron. 

En la tercera fase de elección de la acción a seguir, se esbozan entonces las siguientes dicotomías: contención o libre tránsito y en qué condiciones; cierre de fronteras o apertura; represión o trato digno y respeto a los derechos humanos; medidas de corto plazo o de largo plazo. Y por supuesto, discernir si la migración se debe a causas reales o bien está alentada por razones políticas y por tráfico de personas en manos del crimen organizado. 

Se apunta también la interrogante sobre la ética de que la UE y EU exijan a países como Turquía y México realizar la labor de contención y recepción de refugiados y migrantes y los límites de dicho compromiso. 

El abordaje del fenómeno migratorio, al ser México un país de origen, tránsito y destino marcará en buena medida el futuro de las relaciones con Estados Unidos, pero también, nuestra conciencia como país. 

Es tiempo de clarificar responsabilidades y adoptar políticas que privilegien la dimensión humana de la migración y el respeto a los derechos humanos.

POR MARTHA BÁRCENA COQUI
MARTHA.BARCENA@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@MARTHA_BARCENA

PAL