Una grave y lamentable situación se vive en el interior del Instituto de Educación Media Superior de la Ciudad de México (IEMS), creado en el año 2000 durante el mandato de Andrés Manuel López Obrador como jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal.
Resulta que, desde hace más de 5 años, estas preparatorias se han convertido en todo, menos en preparatorias. Desde que sirven sólo como oficinas para sindicalizados y burócratas, hasta lugares para hacer fiestas clandestinas.
Personal de distintas instituciones encargadas de dar cursos y talleres a docentes y estudiantes de el IEMS, aseguran que el conocimiento de los preparatorianos está muy por debajo de la media nacional, además de que acusan a los maestros y maestras de manejar esquemas laxos, de poca exigencia para el alumnado.
Dicen que tanto docentes como personal administrativo de las prepas de la ciudad, obedecen más a cuestiones políticas y sindicales, que a brindar una educación de calidad para estas poblaciones consideradas las más vulnerables en la CDMX.
El IEMS surgió tras protestas de vecinos de Iztapalapa –a finales de los años 90- porque no tenían escuelas de educación media superior pública para las zonas marginadas. De ahí que se construyeron 15, más uno que ya existía; actualmente hay 20 planteles en 14 alcaldías, en los que durante 2017 asistieron 36 mil estudiantes, mil 200 profesores y 500 trabajadores administrativos; en la actualidad se desconocen los datos más recientes.
Otra de las grandes deficiencias que comparte el alumnado es la falta de conocimiento en el uso de tecnología para su aprendizaje: “cierran su panorama creyendo que tecnología son redes sociales”, me dijo uno de los capacitadores que los atiende en algunos cursos y talleres. Lo anterior se debe a tres situaciones, la primera es que en sus escuelas no cuentan con tecnología que los ayude a desarrollar esa habilidad; segunda, son estudiantes con teléfonos celulares de baja gama, que los limita en ese sentido; y tercera, el desinterés de los mismos por aprender.
“Hay una enorme falta de comprensión de instrucciones entre los estudiantes y eso denota que no leen, no escuchan”, es una queja más de una docente, a la que se suman instructores y académicos externos que les imparten cursos como generación de empleos y en otras áreas. Sin duda, la deficiencia en sus aprendizajes y su rezago educativo los limita al grado de ser catalogados sólo para ocupar empleos de 5 mil pesos mensuales, auguran los mismos instructores.
Recordemos que estas escuelas se crearon para atender al alumnado considerado como los más rezagados en el nivel medio superior en comparación con otras preparatorias públicas de la CDMX, según su zona geográfica y las evaluaciones nacionales. Esos estudiantes están ahí para tratar de salir de entornos en desigualdad y con pocas oportunidades de desarrollo social y económico.
Urge revisar lo que está pasando dentro de el IEMS.
SINCRONÍA: Lo rescatable de los IEMS, es que son la única prepa pública que tiene un programa inclusivo para personas con discapacidad auditiva, en el que un intérprete asiste con el alumno a cada una de sus clases.
POR KARINA ÁLVAREZ
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