La semana pasada, en el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se llevó a cabo el Diálogo de Alto Nivel en Energía, cuyo objetivo central fue analizar de qué manera se puede garantizar en 2030 el acceso universal a energía asequible y no contaminante (Objetivo de Desarrollo Sustentable 7) y emisiones netas cero en 2050. Destacando tres acciones:
1) La necesidad de casi triplicar en los próximos 10 años tanto la capacidad instalada de energía renovable (pasar de 2,799 GW hoy en día a 8,000 GW en 2030), así como la tasa de mejora en el aprovechamiento de la energía (de 1 por ciento actualmente a 3 por ciento).
2) Reducir a la mitad la participación de generación eléctrica fósil, incluyendo la eliminación de las plantas eléctricas que utilizan carbón en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Y finalmente, 3) la implementación de tecnologías de información y comunicaciones que ayuden a reducir 20 por ciento las emisiones globales de CO2.
Esto abre oportunidades extraordinarias de crecimiento y desarrollo económico. Por ejemplo, en el sector eléctrico, para atender la creciente demanda por tecnologías limpias, se estima un mercado potencial de 13 billones de dólares en nueva capacidad renovable.
O en el sector transporte, con la eliminación de la comercialización de vehículos de combustión interna y la necesidad de suministrar una acelerada penetración de vehículos cero emisiones (Bloomberg New Energy Finance prevé que en 2030 uno de cada tres coches a nivel mundial será eléctrico o con celdas de combustible), el mercado potencial es de siete billones de dólares.
Los países que actualmente lideran en estos rubros y que puedan ajustar sus capacidades productivas serán los que podrán aprovechar de mejor manera las oportunidades que abre la descarbonización global.
México desde 1995 ha ido fortaleciendo su capacidad de producción automotriz, en ese año exportaba 2.3 por ciento de la oferta global de automóviles (trece mil trescientos millones de dólares), mientras que en 2019 multiplicó por diez esa cantidad para alcanzar ciento veintitrés mil millones de dólares (6.7 por ciento del mercado mundial).
La señal que manda la comunidad internacional respecto de la descarbonización es inequívoca. Si el sector automotriz en nuestro país rápidamente se adapta, para al menos mantener el mismo tamaño de mercado, México podría estar casi cuadruplicando en los próximos 10 años sus exportaciones (cuatrocientos sesenta y nueve mil millones de dólares), multiplicando las oportunidades laborales y de desarrollo regional en un sector que genera millones de empleos directos e indirectos.
POR LEONARDO BELTRÁN
MAESTRO EN ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN DESARROLLO INTERNACIONAL, UNIVERSIDAD DE HARVARD / NON-RESIDENT FELLOW, INSTITUTE OF THE AMERICAS
@LEOBELTRANR
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