DESDE AFUERA

Un embajador interesante

Pero el hecho es que también es una relación que en ambos lados de la frontera adquiere caracteres internos tanto como los internacionales

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Washington. A sus 66 años, Kenneth Lee "Ken" Salazar inició esta semana una de las aventuras más complicadas de su vida: ser embajador de los Estados Unidos en México.

La descripción del trabajo no es particularmente difícil aunque el desempeño sea enrevesado: son dos países con una profunda relación económica y social, que pese a su creciente y cada vez más evidente integración no acaban de confiar entre sí y tienen una historia llena de oportunidades perdidas.

Pero el hecho es que también es una relación que en ambos lados de la frontera adquiere caracteres internos tanto como los internacionales. 

Quizá, como simple recordatorio, los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 dieron una idea más clara de la intimidad de esa relación: más de 15 mexicanos muertos, sin más razón que el haber estado en alguna de las torres gemelas de Nueva York cuando los extremistas de al Qaeda ejecutaron su ataque.

De creer al actual gobierno estadounidense, ningún otro embajador ha estado tan consciente o representado tan bien la vinculación entre los dos aspectos. Es una declaración con la que es posible estar en desacuerdo aunque el motivo sea comprensible: resaltar la fuerza y representatividad del diplomático.

Salazar es un elemento aparentemente bien preparado para ello. Fiscal General del estado de Colorado, senador por el mismo estado, secretario federal del Interior... Cubre con experiencia personal varios de los aspectos más importantes para su país en la actual relación: migración, narcotráfico y seguridad, salud y medio ambiente.

Y algo importante. Es latino, o hispano, o mexico-estadounidense, o "latinx" de cuarta o quinta generación, uno con probable afecto, pero sin nostalgia o sentimiento de culpa. O sea un estadounidense de origen latino.

Ese es un punto de interés para un país donde la población de origen latino, hispano o mexicano-estadounidense resulta cada vez más frecuentemente nativa, o sea nacida en su propio territorio, y con un interés cada vez más identificado con las formulaciones de un grupo en ascenso en los EEUU que con las inquietudes atribuidas a generaciones anteriores.

Lo que es cierto es que a cambio de no tener la amistad y el acceso que ostentaba Antonio Garza durante el gobierno de George W. Bush, o la influencia y el prestigio de Jeffrey Davidow, Earl Anthony Anthony Wayne o Roberta Jacobson, Salazar tiene fuerza política propia y es alguien a quien se responden las llamadas telefónicas.

Y de paso, para hacer las cosas más complejas, un elemento conocido y en esa medida representativo de la comunidad latina, hispana, mexico-estadounidense o "latinx", cómo se le quiera decir, a la que el actual gobierno estadounidense desea cortejar y con la que el gobierno mexicano debiera buscar mayores vínculos.

Y de acuerdo con sus allegados, alguien al que le gusta más operar políticamente que hacerse notar con declaraciones.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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