Voces van y vienen entre las autoridades. Se acusan, se justifican, se contradicen. ¿Hubo realmente un aviso alertando claramente sobre la magnitud de lo que acontecería en Tula, Hidalgo? ¿Es —era—
suficiente un boletín con el aviso de lluvias importantes, o una llamada telefónica entre subordinados?
Refiere José Luis Luege, ex director de la Comisión Nacional del Agua: Debe haber, sí, una comunicación oficial. Pero al menos —yo lo hice siempre: la comunicación directa—. El director de la Conagua descuelga el teléfono y le habla al gobernador, al alcalde y al director del Seguro Social porque es un asunto sumamente grave.
Si ya sé que voy a abrir las compuertas de la presa La Requena y eso implica incrementar astronómicamente el caudal del río Tula y voy a inundar la ciudad —eso es obvio; eso lo sabe el propio director de Conagua- aviso. Si lo hizo o no lo hizo (personalmente), no lo sé. Yo hablé muy temprano con unos conocidos y me confirmaron que sí avisaron…
Pero hay que revisarlo, hay que auditar toda la operación –indica el hoy presidente de la asociación Ciudad Posible-: el propio Fonden (Fondo Nacional de Desastres) y la Conagua están sujetos a una serie de investigaciones cuando hay un desastre y sobre todo si hay pérdida de vidas.
Lo que recomiendo, apunta Luege, que se audite perfectamente: Primero, desde la operación de la presa –qué volumen tenía desde que se sabía que venían los huracanes, a cuánto la bajaron, a cuánto llegó el nivel y alcanzó el máximo ordinario-.
Segundo, la comunicación. Y tercero las acciones preventivas, “porque yo lo que vi, fue un desastre y eso debe hacer reflexionar al presidente de la República, que tiene una responsabilidad al quitar el Fonden”. Porque ahora qué hacemos, pregunta: “¿Quién es el responsable de resolver este tiradero?”
El también ex secretario del Medio Ambiente y ex titular de la Profepa apela a la nueva Cámara de Diputados que está discutiendo el presupuesto del 2022 para recuperar el Fonden y aumentar el presupuesto, porque, sostiene, funcionaba bien y quitarlo ahora “es un harakiri”.
Dice el Presidente que el Fonden era un barril sin fondo, que van a aplicar los recursos de otra forma, con programas sociales. Ok —admite Luege—, ¿cómo lo van a hacer? ¿Cuáles son los mecanismos? ¿Quién va a determinar la declaratoria de desastre? ¿Cuáles son las reglas de operación para aplicar esos recursos…?
“Requerimos saberlo, porque si no, lo que va a suceder lo que ya sabemos: No corrupción… ¡megacorrupción! Y entonces las pérdidas van a ser aún mayores. Pero lo más grave, no se van a obtener los objetivos de restaurar las cosas para que no vuelvan a suceder”.
La situación es grave. Describe: “Desapareció el Fonden, el Fopreden (Centro Nacional de Prevención de Desastres). El Sistema Nacional de Protección Civil está desarticulado. El Cenapred (Centro Nacional de Prevención de Desastres) no tiene recursos. La Conagua la han disminuido al mínimo…, ¿de qué se trata?”
En las instituciones están dejando la parte burocrática, la parte administrativa que no funciona; y la parte técnico especializada, la que es fundamental para la operación institucional, esa la han desaparecido. Hay que corregir eso, subraya el ingeniero, y hay que reforzar el presupuesto en las áreas de atención a emergencias y de prevención, restauración y adaptación.
¿Qué se va a hacer ahora frente a lo de Tula? ¡Nada!, porque no hay recursos ni personal calificado.
Otro punto: ¿Se están manejando bien las presas? Desde la perspectiva de Luege, no.
Y advierte: “Estos fenómenos, incrementados por el efecto del cambio climático con grandes huracanes y tormentas muy grandes, requieren un manejo más matemático de las presas de regulación, o de contención de avenidas, como sucedió en Tula”.
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POR MARTHA ANAYA
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