EL DON DE LA FE

Las visiones de los videntes

En las visiones de Lourdes, Fátima, etc. no se trata de la normal percepción externa de los sentidos: las imágenes que se ven no se hallan exteriormente

OPINIÓN

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Roberto O'Farrill Corona / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

San Juan Diego, santa Bernadette Soubirous, santa Margarita María Alacoque, los niños de Fátima y tantos videntes que han recibido la gracia de ver y hablar con Jesucristo, con la Virgen María, con los santos o con los ángeles, vivieron la experiencia mística de las visiones, expresión de la que se deriva su apelativo de "videntes". ¿Cómo es posible que una persona humana pueda entablar una conversación con una persona divina o espiritual y cómo es posible que pueda verla…?

Gracias al Comentario Teológico del cardenal Joseph Ratzinger, publicado el 26 de junio del año 2000, junto con el texto de la tercera parte de Secreto de Fátima, es posible conocer de qué manera se desarrollan las visiones místicas.

El documento comienza por establecer que la antropología teológica distingue “tres formas de percepción o visión: la visión con los sentidos, es decir, la percepción externa corpórea, la percepción interior y la visión espiritual. Está claro que en las visiones de Lourdes, Fátima, etc. no se trata de la normal percepción externa de los sentidos: las imágenes y las figuras que se ven no se hallan exteriormente en el espacio, como se encuentran un árbol o una casa”, y explica que el vidente tiene “la fuerza de una presencia que, para él, equivale a la manifestación externa sensible”.

Para diferenciar una visión de una imaginación, el cardenal Ratzinger sostiene que “ver interiormente no significa que se trate de fantasía, como si fuera sólo una expresión de la imaginación subjetiva. Más bien significa que el alma viene acariciada por algo real, aunque suprasensible, y es capaz de ver lo no sensible, lo no visible por los sentidos, una especie de visión con los sentidos internos. Se trata de verdaderos objetos, que tocan el alma, aunque no pertenezcan a nuestro habitual mundo sensible”.

Para eliminar la posibilidad de una fantasía mental, el documento refiere que “se trata de realidades que sobrepasan en sí mismas nuestro horizonte. El sujeto, el vidente, está involucrado de un modo aún más íntimo. Él ve con sus concretas posibilidades, con las modalidades de representación y de conocimiento que le son accesibles.

En la visión interior se trata, de manera más amplia que en la exterior, de un proceso de traducción, de modo que el sujeto es esencialmente copartícipe en la formación como imagen de lo que aparece. La imagen puede llegar solamente según sus medidas y sus posibilidades. Tales visiones nunca son simples fotografías del más allá, sino que llevan en sí también las posibilidades y los límites del sujeto perceptor”.

Este Comentario Teológico del cardenal Ratzinger cobra vigencia en un tiempo en el que proliferan falsos videntes que provocan inquietud entre los fieles creyentes.

POR ROBERTO O'FARRILL CORONA

MAAZ