Tres en Raya

¿Desastre? La 4T

Si ya se sabe que año tras año los huracanes, tormentas tropicales, sequías y terremotos azotan nuestro país, ¿por qué no estar preparados?

¿Desastre? La 4T
Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

La desidia ha vuelto a dar frutos en México. El paso del huracán Grace y la explosión en la plataforma Ku-Alfa de Pemex, en la sonda de Campeche, dejaron muertos, heridos y devastación.

Por supuesto, el huracán se debió a la fuerza de la naturaleza, pero la desidia sí es la culpable de la falta de paliativos y probablemente también de que ocurriera el accidente en la plataforma petrolera, pues no se pueden dejar sin mantenimiento instalaciones de ese tipo.

Si ya se sabe que año tras año los huracanes, tormentas tropicales, sequías y terremotos azotan nuestro país, ¿por qué no estar preparados? Antes al menos existía el Fonden para hacerles frente. El Fondo, que buscaba apoyar a las víctimas resultantes de estos, fue extinguido por la SHCP por órdenes presidenciales, pues se afirmó que en ese fideicomiso había corrupción. Esto no ha sido probado hasta este momento.

Ahora, a falta del fideicomiso, irá López Obrador a Córdoba, Veracruz, para presentar un plan de ayuda para los afectados por el huracán. El plan de apoyo ya existe, no obstante. Se llama DN-III y requiere para operar de los recursos del Fonden. Sin duda, el primer mandatario es práctico: desea salir a recorrer el país haciendo campaña y revivir la amlofilia de cara a las próximas elecciones y/o consultas.

Con la 4T ha habido un retroceso en la forma de atender los efectos de desastres. Pasamos de tener un fondo de contingencia especializado, a operar centros de acopio. Cuatro días han tomado las primeras reacciones por parte de las autoridades ante este nuevo desastre. Cierto que la solidaridad es una virtud mexicana, pero hacerlo forzoso es similar a una doble imposición taxativa. Lo que es una obligación de gobierno, lo ha transformado en una responsabilidad de la población. No sorprende que con decisiones y políticas públicas como esas, se haya verificado que existe un empobrecimiento de millones de mexicanos en todo lo que va de esta administración. Ahora se suman a la pobreza quienes se vieron gravemente afectados por el paso de este huracán.

En todos los desastres naturales se han requerido distintas clases de apoyo para quienes perdieron bienes. Mas antes existían, en general, especificaciones claras para su asignación y sin que tuviera que interceder el Presidente. Ahora es al capricho del gobernante lo que impera y sin mediar conocimiento experto de los procedimientos eficientes y necesidades reales. Desconocer la ley no exime de su observancia. López Obrador, en su toma de protesta, juró defender y hacer valer la Constitución.

El desaparecer el Fonden, trastocarlo en centros de acopio y presentarse lejos de la tragedia a repartir lo que ciudadanos han donado, así como dejar sin mantenimiento medios de transporte, refinerías y gasoductos, son muestras de incumplimiento con la normatividad. 

El peor desastre que embate a nuestro país no es uno surgido de la naturaleza, ni siquiera la que se trata de una pandemia. El peor desastre que nos azota se llama Cuarta y se apellida Transformación.

POR VERÓNICA MALO
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM

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