COLUMNA INVITADA

Anaya, vanguardia de la derecha

Los videos tienen como propósito despertar una emoción, un sentimiento. El odio

OPINIÓN

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Daniel Serrano / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Los pasos dados por Ricardo Anaya el pasado fin de semana al auto proclamarse perseguido político y responsabilizar directamente al presidente Andrés Manuel López Obrador no son una ocurrencia cualquiera. No. La reactivación en redes sociales, las fotografías con candidatos de PAN en el pasado proceso y su cobertura mediática forman parte de un manual de acciones que la derecha ha utilizado en países (particularmente latinoamericanos) donde la izquierda conquistó por la vía democrática la presidencia. 

¿Y esto por qué es asunto de todas y todos? Porque Ricardo Anaya y sus patrocinadores han iniciado antes que la disputa por la presidencia de la República, la batalla de las emociones. Quizá haya algunas visiones que crean que la política es únicamente programática, pero algunos sostenemos que la disputa del poder es también la guerra de las emotividades. Revise usted los videos de Anaya, no hablan de un programa de gobierno o de alguna alternativa administrativa. Los videos tienen como propósito despertar una emoción, un sentimiento. El odio.

Este ingrediente, el de los afectos, estuvo presente también en otros procesos latinoamericanos (Anaya no es ni de cerca un genio) el caso quizá más ilustrativo es Bolsonaro en Brasil, cuya propuesta política se fincó principalmente en el odio.

Pero hay otros dos ingredientes de la receta de la derecha para derribar gobiernos progresistas. Por un lado, la judicialización de la política y en segundo lugar el decisivo papel de los medios de comunicación. Ambos elementos comienzan a asomarse en la realidad de la 4T, en el caso judicial es notoria la actuación del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que hace ya un tiempo inició su operación contra morena al intervenir abiertamente en su vida interna e impedirle la renovación de sus dirigencias generando una implosión apenas contenida y más recientemente el despojo de tres diputaciones federales.

Y en caso de los medios de comunicación la confrontación ha subido de tono con las mañaneras y el controvertido “quién es quién en las mentiras”. En Brasil el duopolio mediático trabajó sin descanso para generar la percepción de que el PT era el partido responsable de la corrupción imperante en ese país y no el heredero de un problema sistémico tal como pretende hacerse con Morena en México. 

Otra similitud, igualmente indeseable, entre los procesos políticos de Brasil y México es el abandono del trabajo de base de los partidos en el gobierno, priorizando un proceso de institucionalización que, si bien es necesario, debe tener una contraparte de trabajo de organización en las calles. 

Hoy la derecha de nuestro país (y quizá desde fuera de él) ha movido a su primera pieza, el peón Anaya y con ello ha iniciado un complejo ajedrez rumbo a la sucesión presidencial. Al ser un peón es por lo tanto sacrificable así que podemos esperar a otros más, pero las señales son claras. La receta de la derecha ha iniciado su primera etapa en nuestro país.

POR DANIEL SERRANO
LIDERAZGO POLÍTICO DE IZQUIERDA EN EL EDOMEX

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