COLUMNA INVITADA

Visita cardenalicia

El motivo central de la presencia del cardenal Parolin fue la ordenación episcopal de Fermín Sosa

OPINIÓN

·
Cecilia Romero/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Los asuntos postelectorales en México, el cambio de color del semáforo epidemiológico por la pandemia de COVID-19 en varios estados, las discusiones sobre la vuelta a las aulas, el Día del Padre y otros temas, no permitieron que se conociera con amplitud la visita que el secretario de Estado de la santa sede, cardenal Pietro Parolin, hizo el fin de semana a nuestro país. 

La posición de secretario de Estado es la segunda más importante en el Vaticano, la mano derecha del papa Francisco en la conducción de la Iglesia católica. 

El motivo central de su visita fue la ordenación episcopal del sacerdote yucateco Fermín Sosa Rodríguez, quien ha sido designado por el Papa como Nuncio apostólico en Papúa, Nueva Guinea. 

Monseñor Sosa será el primer mexicano que es nombrado embajador de la santa sede.

El cardenal Parolin vivió en México hace algunos años y conserva gratos recuerdos de su estancia.
Su viaje incluyó, además de la ordenación episcopal en Izamal, Yucatán, la celebración de la misa en la Basílica de Guadalupe el domingo, una reunión privada con el presidente Andrés Manuel López Obrador y una recepción en la Nunciatura apostólica con el cuerpo diplomático acreditado en México e invitados especiales, entre ellos el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.

En su homilía ante el altar de la Virgen de Guadalupe, el cardenal Pietro Parolin hizo mención a los viejos problemas que hemos padecido durante años en nuestro país, desigualdad social, pobreza, violencia, división por causas políticas, sociales y hasta religiosas. 

Llamó a entender la necesidad de la reconciliación entre nosotros, la unión como sociedad y la superación de la polarización. 

Pidió que “la fé nos ayude a ser constructores de una mejor sociedad desde nuestras familias y desde el lugar que ocupamos en la vida pública”, sin olvidar nuestras raíces y la herencia de valores que hemos recibido. 

En su discurso durante la recepción al cuerpo diplomático el lunes 21 de junio, hizo votos por la superación de la cultura de la división y la violencia para acceder a la cultura de la fraternidad y la solidaridad.  

Expresó su convicción de que la principal riqueza de México está en los jóvenes, y de la necesidad de aprovechar el 200 aniversario de nuestra independencia para valorar cuidadosamente los sentimientos que han prevalecido a lo largo de nuestra historia.  

Es de especial importancia la mención que hizo el cardenal sobre la necesidad de renovar un pacto de colaboración entre la Iglesia y el Estado mexicano, con base en una “laicidad positiva y constructiva”. 

“Lejos de ser un motivo de división y oposición, al principio de laicidad le compete, por un lado, respetar y acoger la valiosa contribución que las convicciones espirituales ofrecen a la sociedad y, por el otro, actuar como barrera a cualquier tipo de desvío fundamentalista y secularista”, expuso el representante de la santa sede. 

Gran mensaje del emisario del Vaticano, que debe ser leído por
todos con espíritu constructivo, y gran tarea que debemos acometer para lograr la reconciliación y avanzar hacia una sociedad respetuosa, fraterna y solidaria.

POR CECILIA ROMERO CASTILLO
COLABORADORA
@CECILIAROMEROC

PAL