Un análisis retrospectivo de la pérdida de alcaldías y curules en el congreso local de la CDMX por parte de Morena confirma que literalmente la Línea 12 del Metro se llevó sus votos al momento de precipitarse a tierra, provocando con ello la peor de las derrotas.
No es que lo diga yo, lo dice la misma jefa de gobierno capitalino Claudia Sheinbaum, el titular del ejecutivo federal (dirigente máximo de Morena), la secretaria general de Morena Citlalli Hernández y uno de los principales propagandistas de la 4T, Epigmenio Ibarra.
Existe otros líderes que no lo dicen pero sí lo resienten como Dolores Padierna, Javier Hidalgo Ponce, Pablo Gómez, Alfonso Ramírez Cuéllar y el propio René Bejarano, varios de los cuales fueron clave en la génesis y desarrollo del movimiento de izquierda en la CDMX que culminó en la integración del PRD y posteriormente de Morena, desde 1985 hasta nuestros días.
De lo que no pueden quejarse la jefa de gobierno y los dirigentes de Morena es que no hayan existido advertencias del deterioro paulatino de la infraestructura de la Línea 12 de Metro, la mayoría perceptibles a simple vista en trabes y columnas, pero las ignoraron.
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Luego de que la “ballena” próxima a la estación Olivos colapsara, dejando tras de sí una estela de dolor, aún hubo un margen de maniobra para que las autoridades capitalinas y el propio gobierno federal se reivindicaran con las víctimas pero prefirieron buscar culpables en otros lugares y otras administraciones antes de atender en forma personalizada a los familiares de las víctimas y garantizar el flujo de información oficial a la ciudadanía.
La suma de estos factores derivó en una suerte de inconformidad contenida que el 6 de junio explotó y provocó que el partido gobernante sufriera una derrota nunca vista desde 1997, cuando la izquierda comenzó a gobernar la capital del país.
Conste que información sobre este tipo de eventos estaba disponible en diversos medios de comunicación desde el 11 de marzo de 2004, cuando la estación de trenes de Atocha en Madrid, España, fue escenario de un atentado por parte del grupo terrorista Al Qaeda y el gobierno del Partido Popular en lugar de investigar, informar y resolver en forma expedita, culpó a la organización separatista vasca ETA; error que a la postre le costó perder las elecciones presidenciales de ese año efectuadas tres días después
de los hechos.
Mejor aún, el 5 de mayo el autor de esta columna ya lo había advertido en virtud de haber tenido la oportunidad de conocer de cerca los hechos, razones y consecuencias del citado acto terrorista, así como algunos errores en materia de comunicación.
Si bien no se pueden comparar los eventos de la Línea 12 de Metro y los Atocha en términos de móvil y daños, sí puede ser una referencia de como eventos asociados a fallas en la estrategia de comunicación podrían traer consecuencias fatales para los
partidos políticos.
Conociendo estos antecedentes, las autoridades capitalinas y gobierno federal tuvieron un mes para controlar daños, atender a las víctimas, separar a los probables responsables de sus cargos y salir triunfantes, pero prefirieron mandar al carajo ese estilo hipócrita de gobernar y apostar porque se olvidaran con las campañas electorales.
Al final el multicitado accidente tuvo una suerte de “efecto mariposa” en las elecciones de 6 de junio, consistente en que muchos de los usuarios directos de la fatídica línea terminaron votando por Morena y la mejor prueba es que Tláhuac e Iztapalapa quedaron en manos del dicho partido, mientras que las ubicadas al poniente de la ciudad votaron por la oposición con los resultados y la “división” de la ciudad que todos conocemos o hemos leído al respecto.
POR FACUNDO ROSAS.
EXCOMISIONADO DE LA POLICÍA FEDERAL
MAAZ