DESDE AFUERA

De piratas y rufianes

Protasevich, el periodista detenido ahora en Minsk, es considerado como una de las principales voces de la oposición en Bielorrusia

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace apenas tres días, el gobierno de Bielorrusia encabezado por Alexander Lukashenko, usó un avión de combate y una amenaza de bomba para obligar a un aparato que hacía un vuelo comercial, a través de su espacio aéreo a bajar en el aeropuerto de Minsk y aprehender así a uno de sus pasajeros, el periodista opositor Roman Protasevich

Hace apenas una semana, las autoridades venezolanas embargaron las instalaciones del diario El Nacional, para garantizar el pago de una "indemnización" por "daño moral" ordenada por un juzgado a favor de Diosdado Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela.

Son dos casos prototipo del uso del poder estatal para acallar a medios independientes, aunque es necesario reconocer que con su acto de piratería Lukashenko fue más espectacular, mientras Cabello, más versado en la necesidad de aparentar legalidad, se cubrió la espalda con el fallo de un tribunal acusado de servilismo hacia el Gobierno.

La tragedia es que los dos se ostentan, o buscan ser vistos, como demócratas de izquierda.

Lukashenko, considerado como "el último dictador de Europa", lleva 26 años en el poder, permanece fiel a la idea de la Unión Soviética, a cuya disolución se opuso y es un aliado del presidente ruso, Vladimir Putin. 

Protasevich, el periodista detenido ahora en Minsk, es considerado como una de las principales voces de la oposición en Bielorrusia.

Cabello es un aliado del presidente Nicolás Maduro y denunciado fuera del país por corrupción y tráfico de drogas. Tiene un programa de televisión, a través del cual ataca a opositores y críticos, pero a diferencia de sus adversarios es invulnerable a la Ley Contra el Odio, que según la queja sólo se aplica a la oposición.

De acuerdo con todas las señales, Bielorrusia dejó la Unión Soviética, pero la Unión Soviética nunca dejó Bielorrusia, tanto que una descripción periodística señalaba al país como un parque temático para nostálgicos.

Protasevich es considerado por Lukashenko como el responsable de las manifestaciones de protesta contra su última reelección, en 2020. Asilado en Polonia desde fines de 2019, evidentemente resulta tan irritante para Lukashenko como para haberlo convencido de que valía la pena arriesgar el mayor deterioro de su imagen pública externa con un acto de literal piratería.

Por su parte, El Nacional ha sido durante años una espina en el costado del régimen venezolano. En 2015, reprodujo reportes del diario español ABC sobre acusaciones contra Cabello en Estados Unidos, por vínculos con esquemas de corrupción y narcotráfico. Cabello prefirió acusar al diario venezolano por "daño moral".

Pero las acusaciones en contra de ambos siguen "vivas", como suele suceder, y Lukashenko jamás podrá sacudirse el sambenito de dictador ni Cabello el de narcotraficante.

Porque a final de cuentas es improbable, por no decir imposible, un retorno de la URSS mientras que es igualmente difícil que desaparezcan las acusaciones contra Cabello.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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