ANECDATARIO

“Nuevas pasiones”

Llevo días enganchada a una serie que nunca pensé que me atraparía de esa manera y, tras cuestionármelo mucho, creo que he encontrado la razón

OPINIÓN

·
Atala Sarmiento/ Anecdatario/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Por recomendación de mi hermano comencé a ver la serie documental “Drive to Survive” producida por Netflix sobre la Fórmula1. Nunca he sido aficionada a dicho deporte y reconozco que, no solo no me gusta la velocidad, incluso me asusta.

No entendía cómo era posible que, algo con lo que no me identifico nada, me tenga tan engatusada, hasta que descubrí que mi fascinación obedece a que por fin asimilé que las carreras de autos son una réplica de la vida misma, de lo que enfrentamos como seres humanos cada día.

Un deporte que cuenta con un gran equipo de personas, cada una imprescindible en su función para que un piloto conduzca su bólido intentando llegar a la meta en primer lugar; la falla de uno solo cambia el rumbo de todo, incluyendo el riesgo de perder el podio. Como en la vida, dependemos de un sin fin de factores en nuestro caminar trabajando en conjunto para llevarnos al destino que nos hemos propuesto. Con uno solo que se frustre, la ruta y el destino pueden redireccionarse de inmediato.

La rivalidad/amistad tenaz entre pilotos, incluso de la misma escudería, me recuerda a las muchas veces en que nosotros mismos nos convertimos en nuestro propio enemigo, nuestro más duro juez o nuestra competencia más dura a vencer.

La firmeza de los corredores en cada Gran Premio proponiéndose convertirse en campeones, mejorar sus tiempos, superar sus propios récords, me hace ver las muchas oportunidades que nos da la vida para que vayamos mejorando y absorbiendo el aprendizaje que nos deja cada experiencia.

La emoción de aprovechar las rectas, ser cauteloso en las curvas, frenar, acelerar, mantener un ritmo, trabajar en equipo, poner a prueba tus límites, saber exprimir el jugo al auto, como tú a todas tus fortalezas para ser mejor.

Conocer a esa voz que susurra por el micrófono al conductor del auto advirtiéndole su posición en la carrera, alentándolo a presionar cuando hace falta, advirtiéndole cuando tiene que entrar a pits. Es igual que esa voz interna que debemos tener presente recordándonos lo valiosos que somos, cuándo necesitamos un ajuste de tuercas en el corazón o estimulándonos a perseguir nuestros sueños.

Entrar a pits en el momento exacto para cambiar ruedas, o reponer partes estropeadas es como ir al médico cuando algo en nuestro cuerpo no va bien. Guardar el temple, ser paciente, mantener el control, afinar todos tus sentidos y reflejos igual que lo hace un piloto mientras va, sin miedo, a más de 200 kilómetros por hora en la pista totalmente concentrado.

Descubrí una pasión que me recuerda lo emocionante que es vivir, tan emocionante como pelear por el podio de un Gran Premio.

POR ATALA SARMIENTO
COLUMNAS.ESCENA@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@ATASARMI

dza