“En medio de las armas, las leyes enmudecen”.
Cicerón
En Estados Unidos los presidentes y congresistas llegan y se van de sus respectivos cargos, pero nadie es capaz de regular la posesión de armas en ese país. Es sabido que a la llamada Segunda Enmienda, firmada en la Constitución de 1791 (establece el derecho de posesión y portación de armas para los ciudadanos americanos y que ni el gobierno federal ni los gobiernos estatales y locales pueden infringir este derecho), nadie quiere tocarle un pelo o como ya es común decir en nuestro país, “no le mueven ni una coma”.
Y es que hablar de esta enmienda significa hablar de una gran parte de lo que representa la cultura estadounidense.
Sin embargo, es muy claro que la Segunda Enmienda es contradictoria con la realidad del siglo XXI, pues sólo basta recordar los tiroteos indiscriminados en una escuela de Columbine a manos de dos alumnos que tras matar a 13 personas, se quitaron la vida; también 12 personas muertas en Aurora, Colorado, en 2012 dentro de un cine mientras se proyectaba Batman.
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En estas últimas semanas se presentaron otros acontecimientos de la misma magnitud, ocho muertos en Georgia, 10 en Colorado y, el día de ayer, al menos cuatro más en Orange County, al sur de Los Ángeles.
En tiempos de la administración de Trump –un precursor y defensor de la Segunda Enmienda– y en el marco de la emergencia sanitaria, 2020 fue un año funesto para el pueblo estadounidense respecto a estos actos, pues cerca de 20 mil personas perdieron la vida por arma de fuego, conforme a los datos de la organización Archivo de Violencia con Pistolas (Gun Violence Archive, GVA) y los datos de este 2021 son estremecedores: tres mil 45 muertes por arma de fuego; 144 niños, 599 adolescentes; cinco mil 300 heridos por arma de fuego; 73 tiroteos de masas, casi cuatro mil suicidios con arma de fuego (estimación del Centro de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Así, los tiroteos masivos, ya sea por motivos raciales, de salud mental, venganzas o cualquier otro, cada vez son más comunes en escuelas, bares o centros comerciales, y para la mayoría de las y los estadounidenses es cada vez más preocupante, sin embargo, la fuerza del lobby armamentista volverá a arremeter en contra quienes los quieran regular.
Esta regulación no es cosa menor, puesto que en un país con más de 330 millones de habitantes, hoy se estima que circulan –legalmente– 400 millones de armas en manos de civiles, sumado a todas las pistolas y rifles del mercado negro físico y vía internet, que, dicho sea de paso, también es el armamento que llega a nuestro país.
Ante este panorama Joe Biden y Kamala Harris tienen un reto superlativo en sus manos: regular la posesión y portación de armas o seguir teniendo estas terribles noticias sangrientas cada día.
Asimismo, el gobierno mexicano tendrá que seguir muy de cerca este tema, pues si se llega a dar algún tipo de regulación, todas estas armas que aún no están en circulación, inminentemente llegarán a territorio mexicano vía el mercado negro.
POR ADRIANA SARUR
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@ASARUR
avh