COLUMNA INVITADA

Cortés contra Narváez

En el Espacio Cultural San Lázaro de la Cámara de Diputados tuvimos el foro sobre los 500 años de la caída de Tenochtitlán

OPINIÓN

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Ismael Carvallo/ Colaborador/ Opinión El Heraldo de México

Se trata de un antagonismo con el que se podría ensayar una reconstrucción de la historia de la Conquista de México, que como sabemos llega este año a su quinto centenario. Podríamos hacerlo en función de la dialéctica entre el modo cortesiano y el modo narvaeziano de ejecución de una estrategia política de alcance universal.   

Esta ha sido una semana intensamente cortesiana. En el Espacio Cultural San Lázaro de la Cámara de Diputados tuvimos el foro sobre los 500 años de la caída de Tenochtitlán. En la Escuela de Altos Estudios, por otro lado, tuvimos la tercera y cuarta conferencias de Christian Duverger sobre el tema de ‘Cortés y el mestizaje’.

La reflexión global a la que se puede llegar apunta hacia la urgencia de replantear este acontecimiento, que habría que ver como una suerte de transformación político-estratégica de la sociedad prehispánica que gravitaba alrededor del yugo mexica, orquestada y planeada por Cortés mediante la que se catalizó una macro-rebelión de los enemigos del imperio azteca llamado a destruir su estructura de control político, militar e impositivo, para reorganizar a los pueblos siguiendo el canon del derecho romano, la tradición republicana –que se rige por el principio de elección– frente a la monárquica –que se rige por el de nombramiento–, y el mestizaje.

No perdamos de vista las características definitorias del hecho decisivo y crucial de la fundación cortesiana de Veracruz, el primer ayuntamiento de América. Primero crea el Cabildo, con su correspondiente escrituración y sus primeros dos alcaldes (Portocarrero y Montejo), tras de lo cual se opera la elección de Cortés como Capitán General y Justicia Mayor, en un movimiento que podríamos denominar de legitimación fundante. Cortés no buscó ni esperó –porque no había tiempo, obviamente, para ello– un nombramiento; lo que hizo fue instalar un dispositivo de inspiración renacentista para instituir, por primera vez en todo un continente, un mecanismo configurador de una nueva legitimidad republicana, moviéndose estratégicamente con la lógica que John Pocock conceptuó como momento maquiavélico.       

Pero además de eso, la historiografía convencional nos ha impedido advertir el hecho de que Cortés se desplazó a tierra firme sin mujeres españolas de forma deliberada, porque su intención era mezclarse con las mujeres indígenas, es decir, su intención era el mestizaje (Duverger). La alianza política estratégica y el mestizaje son los componentes esenciales, por tanto, del modo de acción política cortesiano.

Cuando Pánfilo de Narváez es enviado por el gobernador de Cuba Diego Velázquez para capturar vivo o muerto a Cortés, desembarca con mujeres españolas y un aproximado de 1,200 hombres, con la intención deliberada de no mezclarse y de ejecutar un plan de conquista. Tal fue el modo de acción política narvaeziano. En el contraste se resumen claves esenciales que explican parte –sino es que todo– de lo que vino después y, sobre todo, de lo que somos.  

POR ISMAEL CARVALLO
ASESOR EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS
@ISMAELCARVALL

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