DEFINICIONES

Los 190 mil muertos de López-Gatell

Las miles de muertes que pudieron evitarse, recaen sobre los hombros del responsable de la “estrategia”; el manejo de la pandemia es un desastre y sus efectos devastadores

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El diagnóstico es tan demoledor como la realidad: si México hubiera tenido un desempeño promedio en el manejo de la pandemia de Covid-19, se habrían evitado alrededor de 190 mil muertes en 2020, concluye un estudio elaborado por el Institute for Global Health Sciences.

Según el análisis "La respuesta de México al Covid-19: estudio de caso", como país fracasamos en la respuesta a la pandemia en relación con países comparables al tener una de las tasas más altas de casos y muertes por el nuevo coronavirus.

"Las tasas de mortalidad entre pacientes hospitalizados con COVID-19 son muy altas, y no han disminuido sustancialmente durante la pandemia.

"Los casos y muertes se han concentrado desproporcionadamente en los municipios con mayores niveles de marginación socioeconómica, especialmente en las zonas urbanas", apunta.

Y sí, en México, mueren más los pobres, las amas de casa y los obreros; quienes viven en zonas rurales fallecen, en proporción, más que quienes lo hacen en zonas urbanas.

De acuerdo con el estudio, además, la escasez de pruebas implica que el subdiagnóstico y el subregistro de las muertes por Covid-19 es muy sustancial.

"Una encuesta de seroprevalencia apunta a fallas en la vigilancia epidemiológica y en el control de la pandemia. Un número excepcionalmente elevado de infecciones no se detecta, aproximadamente se detecta una de cada 30", reporta.

El estudio establece que la evidencia disponible apunta a una alta proporción de muertes extrahospitalarias, alrededor del 58%; grandes desigualdades en el acceso a pruebas y atención médica, una gran variación en la calidad de la atención y una carga muy desigual de la enfermedad entre regiones y grupos sociales.

Esto se debe a que las proyecciones del gobierno sobre el curso de la pandemia y las expectativas sobre las probables consecuencias de la emergencia fueron demasiado optimistas, infundadas y condujeron a una planificación deficiente.

México está en el top 3 de muertes totales en el planeta, encabeza las tasas de letalidad y mortalidad, somos el país donde más personal de salud ha muerto por la pandemia, y uno de los que menos pruebas de detección ha aplicado.

El subsecretario López-Gatell ha estado al frente de la gestión y el manejo de la pandemia. No es el único responsable pero sí el principal. En sus propias palabras, está la explicación del desastre.

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La cifra de muertes reconocidos por la secretaría de Salud rebasa las 210 mil, aunque el número real de defunciones es mucho mayor.

"Una buena gobernanza implica la formulación y aplicación de políticas en beneficio del público. Necesita de fortaleza institucional y liderazgo eficaz. Los países que gozan de ambas condiciones, como Nueva Zelanda y Noruega, han tenido un buen desempeño durante la pandemia.

"A la inversa, un liderazgo deficiente e instituciones debilitadas son, obviamente, una mala combinación; desafortunadamente, México es un ejemplo de ello. Pero incluso en lugares con instituciones sólidas, como Estados Unidos, un mal liderazgo tuvo consecuencias desastrosas en 2020", señala el estudio.

Las 190 mil muertes que pudieron evitarse, recaen sobre los hombros de López-Gatell.

Él y sus ligerezas, provocaron decesos que no debieron ocurrir.

El COVID será “menos mortal que la influenza” y “no será necesario tener hospitales especiales para su tratamiento”, afirmó el 11 de febrero del año pasado, antes del primer caso. La realidad lo contradijo. El COVID sextuplicó los decesos por neumonía e influenza juntos y se han tenido que reconvertir más de mil hospitales.

El 29 de febrero de 2020, aseguró que el nuevo coronavirus era “indistinguible de un catarro”. Dos días después, el 2 de marzo, comenzó su batalla contra el cubrebocas: “no sirve”, dijo.

El 24 de marzo recomendó, ante los primeros síntomas, no ir a hospitales para “no saturarlos”. A inicios de este año supimos que 70% de quienes recibían atención médica en CDMX, llegaban tarde.

El 20 de abril decretó el aplanamiento de la curva. Cuatro días antes, el 16, se aventuró a pronosticar que para el 25 de junio la epidemia “concluirá en el Valle de México”. No sucedió.

El 1 de mayo aseguró que el “pico” de la pandemia llegaría el 6 de ese mes “y después comenzará a descender”. Luego, el 11 de junio, estimó que el “pico” sería la semana del 15 de junio. Tampoco atinó.

El 4 de junio revisó sus pronósticos de muertes. Dijo que “el mínimo eran 6 mil, otro escenario era 8 mil, otro 12 mil 500, y teníamos así hasta 30 mil, e incluso un escenario muy catastrófico que podía llegar a 60 mil”. Hoy México supera los 200 mil decesos en la cifra oficial, que no es la real.

El 31 agosto afirmó que, “con base en proyecciones matemáticas”, en “octubre todos los estados, quizá menos dos o tres, estarán en semáforo verde”. No pasó.

Las ligerezas lo han marcado. Los errores son incontables.

"Las consecuencias en términos de vidas humanas han sido devastadoras. Por lo tanto, es necesario instituir algún nivel de responsabilidad política por un liderazgo y un desempeño deficientes", advierte Jaime Sepúlveda, director ejecutivo del Institute for Global Health Sciences.Y sí. El manejo del “estratega” es un desastre y sus efectos devastadores. Esas 190 mil muertes evitables tienen responsable.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN

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