PANORAMA INTERNACIONAL ANÁHUAC

Un mundo sin violencia

No se puede negar que la unidad de las religiones (o de todos los pueblos de buena voluntad) contra el fanatismo y el odio, constituye un gran paso hacia un mundo sin violencia

OPINIÓN

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Catherine Patri y Ángel Rabih / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

El papa Francisco ha regresado a Roma y la semana inicia con un mensaje de esperanza para los corazones de los cristianos de Irak, cuya comunidad (una de las más antiguas del mundo) pasó de 1 millón y medio (6% de la población) a 400 mil miembros, debido a las brutales persecuciones en su contra por parte de los grupos del yihadismo radical (2003 a 2017). 

"Irak permanecerá siempre conmigo, en mi corazón. Les pido a todos ustedes, queridos hermanos y hermanas, que trabajen juntos en unidad por un futuro de paz y prosperidad que no discrimine ni deje atrás a nadie. Les aseguro mi oración por este amado país".

El Sumo Pontífice es jefe espiritual de la Iglesia católica. Es también un Jefe de Estado. 

La Santa Sede mantiene actualmente relaciones diplomáticas con 180 países y (entre otros) es, desde 1964, miembro observador permanente de la Organización de las Naciones Unidas  con todas las potestades salvo el derecho de voto (desde 2004). 

Como tal, y no fue la excepción para el viaje iraquí, las visitas oficiales al exterior no sólo son religiosas sino también políticas. 

Después del Parlamento Mundial de Religiones (1893), el diálogo interreligioso ha conocido, en la segunda mitad del siglo pasado, una propiciación mayúscula, especialmente con la declaración Nostra aetate sobre la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas. 

En múltiples ocasiones desde el inicio de su papado (13 de marzo de 2013), Jorge Mario Bergoglio ha mencionado que las religiones ayudan al mundo a encontrar la paz, no la guerra. 

Hace dos años, en su viaje a Emiratos Árabes Unidos, junto con el jeque egipcio Ahmad al-Tayyeb, Gran Imán de Al-Azhar (mayor institución suní), suscribió en Abu Dabi, el documento sobre: "La fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común" calificado por António Guterres (secretario general de la Organización de las Naciones Unidas) como un modelo de armonía interconfesional y solidaridad humana. 

En Irak, no hubo documento, pero sí, (entre otros) un encuentro primordial, más que histórico (corto en duración, pero abundante en significados) del que sólo se distribuyeron tres fotos. 

El papa Francisco visitó en su casa al Gran Ayatolá Sayyid Ali Husaini Sistani (nacido en Irán), máxima autoridad chií en Irak. 

Trataron de "las injusticias y la opresión, la persecución religiosa e intelectual, el bloqueo económico y los desplazados de la región". 

Sin duda, el diálogo interreligioso parece más fácil de lograr en los tabloides y los documentos bien intencionados que en el terreno, pero no se puede negar que la unidad de las religiones (o de todos los pueblos de buena voluntad) contra el fanatismo y el odio, constituye un gran paso hacia un mundo sin violencia.

CATHERINE PRATI ROUSSELE

COORDINADORA DE POSGRADO Y EDUCACIÓN CONTINUA

ÁNGEL RABIH RAYES EL-KANTA**

TITULAR DEL SEMANARIO ANÁHUAC DE MEDIO ORIENTE

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