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Protocolos para actividades presenciales, ¡Ya!

La retórica del Presidente respecto a la posible apertura y plan piloto en Campeche es ofensiva. No es cuestión de voluntad sino de oportunidad

OPINIÓN

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Fernando Ruiz / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El lunes 23 de marzo de 2020 inició el cierre de escuelas de educación básica, media superior y superior, aunque desde el 17 algunas entidades federativas ya habían suspendido clases. Ha pasado un año y el cierre de escuelas continua. La inacción no debe continuar, pero el proceso para reabrirlas importa.

La retórica del Presidente respecto a la posible apertura y plan piloto en Campeche es ofensiva. No es cuestión de voluntad sino de oportunidad.

El inicio de actividades presenciales debe ser cuando las escuelas estén preparadas. Debe ser progresiva, pues tendrá que llevarse a cabo en etapas y no debe haber una fecha de apertura masiva. La apertura debe estar basada en un enfoque de riesgo, a fin de focalizar las acciones en aquellos aspectos claves para reducir el riesgo de contagios. Es voluntaria, no está sujeta a las órdenes u ocurrencias de políticos y funcionarios. Debe ser flexible pues cada escuela debe responder a los retos que le imponen las condiciones físicas de sus instalaciones y los contextos en los que se desenvuelve. Debe estar centrada en el bienestar de niñas, niños y jóvenes a fin de contrarrestar los efectos de la pandemia, con información constante y participación de sus miembros para encontrar la mejor forma de recuperar a todos los miembros de sus comunidades escolares.

El llamado de Mexicanos Primero no es para regresar a clases, aunque deseable, eso no será posible en el futuro inmediato. Lo que cada escuela debe decidir es qué tipo de actividades presenciales pueden realizar. La brutal situación sanitaria que hemos vivido los últimos meses ha dejado mucho temor y miedo en cientos de miles de familias mexicanas. Hay una comprensible resistencia al llamado de reabrir las escuelas; lo que resulta incomprensible es la visible omisión de las autoridades educativas para apoyar a las escuelas y crear un ambiente de confianza y esperanza entre la población.

Por esa razón, el 17 de marzo alzamos la voz para exigir que las autoridades educativas federales asuman su responsabilidad y dejen de posponer la construcción de una ruta para el regreso a las actividades presenciales, de un protocolo con los lineamientos para la reapertura segura de escuelas.

En los diálogos que hemos sostenido con maestras y maestros, estudiantes, sus familias encontramos que no ven condiciones para regresar a la presencialidad. Más claro ni el agua, hoy la mayoría de las escuelas no están preparadas para reabrir sus instalaciones. Los llamados del Presidente no son escuchados por la sencilla razón de que no van acompañados de acciones concretas para hacerlo posible. Vacunar a los maestros y a los adultos mayores no es suficiente. Se requiere menos palabras y más acción.

La Secretaria de Educación, Delfina Gómez, señaló, al asumir su encargo, que una de sus prioridades era la reapertura de las escuelas. Esperamos que tenga la capacidad de lograr el apoyo de las familias. No se trata de sólo reabrir las escuelas sino de que las familias lleven a sus hijos. Lograrlo será el verdadero reto porque el discurso ideológico y retórico que esta administración utiliza es poco efectivo y creíble para las familias cuando la seguridad de sus hijos está de por medio.

POR FERNANDO RUIZ
DIRECTOR DE INVESTIGACIÓN EN MEXICANOS PRIMERO 
@FRUIZ_RUIZ

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