DESDE AFUERA

El verdadero pecado de Trump

La esperanza de vida en EU ha bajado desde 2014, como reflejo de "una constelación de crisis, incluido el racismo estructural y la desigualdad económica"

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Mientras el Senado de EU debate sobre las posibles responsabilidades del ahora expresidente Donald Trump en el intento de asonada del pasado 6 de enero, es probable que su principal pecado haya sido la indiferente respuesta a la pandemia de COVID-19.

Es difícil olvidar aquella imagen de Trump, el 5 de octubre de 2020, cuando al regresar a la Casa Blanca luego de recuperarse de un contagio de coronavirus, se quitó la mascarilla respiratoria en un gesto de desafío.

La razón es simple. El cubrebocas se había convertido en un símbolo político de libertad personal, especialmente para la derecha estadounidense y quizá en otros países, frente a la dictadura de gobiernos y sistemas médicos que la promovían. En la Casa Blanca, según reseñas periodísticas, había desdén y burla para los funcionarios que la usaran en sus reuniones.  

Era además, un gesto compartido por los seguidores de Trump, que a veces desde gobiernos estatales y municipales, o en términos personales y la realización de reuniones multitudinarias, habían tomado como bandera la resistencia a usar el aditamento, a pesar de las advertencias sobre los peligros de salud pública.

Un estudio encargado por la revista médica The Lancet a un grupo especial encontró que los problemas fundamentales y las fallas crónicas de los sistemas estadounidenses de atención médica, bienestar y apoyo social "han sido dolorosamente expuestos y agravados por las acciones de la administración Trump". 

El republicano asumió al poder el 20 de enero de 2017, con un programa de gobierno que parecía más bien una lista de quejas y una visión basada menos en política que en borrar el legado de Barack Obama, con el que mantiene un feudo personal. Y eso incluía echar atrás su reforma al sistema de salud, o Ley de Atención Sostenible (Affordable Care Act-ACA), y las protecciones legales ofrecidas al aborto.

Y esto, durante una crisis de salud en desarrollo. Según The Lancet, la esperanza de vida en EU ha ido en disminución, desde 2014 (de 78.9 años en 2014 a 78.7 años en 2018), como reflejo de "una constelación de peligro, incluido el uso de opioides, el racismo estructural y la desigualdad económica". 

Pero, al mismo tiempo esos factores, consideró el texto, "podrían haber contribuido a la elección de Trump".

El hecho es que "a pesar de su grandilocuencia y falta de perspicacia política", o quizá gracias a ellas y su impacto en un amplio sector de la población, el expresidente Trump pudo promover leyes y acciones que el editorial de la propia revista calificó como "reaccionarias, partidistas y basadas en la agenda" política. 

Esa actitud se reflejó en otros campos, de la economía a la política exterior. Pero en ningún caso fue tan evidente como en el tema del COVID, los ya más de 470 mil muertos y 27 millones de contagios, así como los costos económicos asociados.

El impacto de las decisiones, o ausencia de ellas, puede durar generaciones. Y ese, tal vez, sea el verdadero mayor pecado de Trump.

 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1


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