SILBATAZO INICIAL

Silbatazo Inicial

En un punto totalmente contrastante se encuentra el Atlas de Guadalajara, pero a diferencia de La Máquina, ha sido puro romanticismo e historia lo que lo ha mantenido en Primera División

OPINIÓN

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José Eduardo Iga / Silbatazo inicial / Opinión El Heraldo de México

Tras 23 ciclos de 365 días y casi otra mitad de año, fueron los que Cruz Azul tuvo que esperar para coronarse monarca del balompié mexicano. Sin embargo, los todavía dirigidos por Juan Reynoso la habían tenido muy cerca. Perdieron siete finales en torneos cortos y de haberse llevado, en un hipotético caso, por lo menos cuatro, sería por títulos la escuadra más grande del futbol mexicano, igualada por el América. Incluso pudo haberlos superado.

Pero la realidad fue otra con los de La Noria. Un puñado de fichajes fracasados entre los que destacaron el primo del mismísimo Messi, recién galardonado con el Balón de Oro entre muchos más; un presidente con turbio accionar para la justicia mexicana, citas por el título que se dejaron ir de modo inverosímil como aquella frente a las Águilas, donde tuvieron un hombre más todo el juego y les cayó una anotación de último minuto accionada por Moisés Muñoz y, capitalizada por Alejandro Castro en propia portería.

Y por supuesto, las incesantes burlas del resto de la afición que veían como la palabra “Cruzazulear” se colaba en los diccionarios de la Lengua Española, aludiendo a cada episodio amargo que la afición y el equipo vivían cada seis meses.

En un punto totalmente contrastante se encuentra el Atlas de Guadalajara, pero a diferencia de La Máquina, ha sido puro romanticismo e historia lo que lo ha mantenido en Primera División; además, de su fiel afición, porque deportivamente sólo ostentan un título, en 1951. Es decir, este año se cumplieron 70 años de no ver la luz, por lo que se puede intuir que muy pocos aficionados vivos quedan desde aquella fecha.

Problemas económicos profundos que les ponían en problemas de descenso, una comitiva de miles de socios que se negaban a vender a la escuadra de Colomos, torneos de medianía en la tabla y muy pocas chances de pelear por un título eran solo algunas cosas que caracterizaban al equipo antagonista de las Chivas, en La Perla de Occidente. Después de la venta a Grupo Salinas, se pensó que la luz al final del túnel llegaría, sin embargo, a ese corporativo pareció tampoco importarle la realidad sombría. Tuvo que ser Orlegi Deportes, experto en innovación y con reglas institucionales muy claras los que colocaran a los rojinegros en las finales y les dieran una fisonomía sólida. Con la regla de que por lo menos el 33 por ciento de su cantera debute, parece que pueden volver aquellas grandes camadas de jugadores que les caracterizan. En este torneo se metieron a la Fiesta Grande como segundo clasificado y con un funcionamiento defensivo inmaculado, a tal grado de que se quedaron a un gol de romper el récord de menos goles recibidos que ostentaba Tigres.

Jóvenes sumamente interesantes en el medio campo y la atinada llegada de Quiñones, de Tigres, con la maestría para definir de Julio Furch. Ya se encuentran en semifinales y aunque el camino parece complicado por el gran cierre de Pumas y tener que medirse a León o Tigres en caso de ganar, pudiese ser un año en donde haya dos maldiciones rotas en el futbol mexicano. Veremos. El premio sería merecido en caso de ser así.

POR JOSÉ EDUARDO IGA 
TITULAR DE ARREBATO DEPORTIVO EN EL HERALDO RADIO TORREÓN 
@JOSE_IGA

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