AGENDA LEVANTINA

Italia, al frente; Libia, en cuestión

Mario Draghi señaló su compromiso con la política mediterránea, al elegir trasladarse a Libia en su primer viaje oficial como primer ministro

OPINIÓN

·
Marta Tawil / Agenda Levantina / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Italia acogió esta semana la Cumbre del G20, que precedió a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021, en Glasgow, (COP26). Italia es parte integral del espacio mediterráneo, definido por gran número de países litorales y por ser una interfaz entre Europa, África y Asia.

Desde 2011, el Mediterráneo ha recibido una intensa atención internacional por las crisis migratorias, la destrucción provocada por intervenciones y guerras, principalmente en Libia y Siria, así como por los temas energéticos. Las relaciones con los países de ese espacio, en particular Libia, debería permitir a Roma posicionarse como mediador y líder internacional creíble.

Poco después de llegar a la presidencia del Consejo de Ministros de Italia, en febrero de 2021, Mario Draghi señaló su compromiso con la política mediterránea, al elegir trasladarse a Libia en su primer viaje oficial como primer ministro. Y es que no sólo la historia del colonialismo los une. Durante años, Trípoli y Roma se han visto envueltos en disputas diplomáticas, por la migración unas veces, otras por la pesca.

 Libia se halla a sólo 300 km de la costa italiana; las tensiones son recurrentes. La incautación de barcos pesqueros italianos, por ejemplo, se ha vuelto frecuente en los últimos 15 años.
La cuestión libia es constantemente atraída y manipulada por conflictos internos y divergencias dentro de la arena política italiana, y por las fracturas dentro de la Unión Europea. A esto se añade que los dos gobiernos en disputa en Libia, tras la caída de Ghadafi, reciben apoyos distintos; de Francia, al general Haftar, y de Italia, a Al-Sarraj. Esto indica una división estructural más profunda en la agenda europea, que pasa por el común denominador de la migración y el terrorismo. Los titubeos de actores europeos han permitido a jugadores como Rusia y Turquía una participación con lógica militar.

Mario Draghi marcó su apego atlantista y europeo. En ese tenor, Italia podría desempeñar un papel crucial en Libia. Con sus buenas relaciones con todas las partes en conflicto, Roma podría hacer más, empujando un diálogo sostenido con ellas de forma bilateral. Esto puede reanimar el proceso de paz formulado en la conferencia de Palermo, en noviembre de 2018, y luego en la conferencia de Berlín, a principios de 2020.

En Libia, la primera vuelta de las elecciones presidenciales tendrá lugar el 24 de diciembre, si las dos cámaras de Tobruk y Trípoli llegan a un compromiso con miras a la aprobación de una ley electoral. Una coherente política italiana hacia la región del Gran Mediterráneo sería clave para afrontar las crisis que se avecinan. El liderazgo regional e internacional de Roma, que el G20 puso a prueba, deberá replantear los objetivos en Libia vinculados a sus intereses nacionales, tanto como a la seguridad humana.

POR MARTA TAWIL.
INVESTIGADORA DE EL COLMEX

CAR