El Senado aprobó la Ley de Ingresos para el ejercicio 2022, con la que el Poder Ejecutivo tendrá los ingresos más alto de la historia, alcanzando 7.1 billones de pesos. Estarán en manos del gobierno casi 800 mil millones de pesos más que enel presupuesto de 2021 y casi el doble de lo que tenía hace una década, porque en2012 los ingresos eran de 3.7 billones de pesos.
Por si fuera poco, en la ley se le autoriza al gobierno el mayor endeudamiento de la historia con 916 mil millones de pesos. Un monto difícil de dimensionar, pero alcanzaría para comprar 5.2 millones de coches nuevos, cifra equivalente a todos los autos existentes en Ciudad de México.
Ahora bien, usted que lee esto sabe que no existe tal cosa como “el dinero del gobierno”, porque el gobierno solo administra los recursos que recibe de los contribuyentes y del manejo de empresas del Estado que son de todos.Y revisando el documento, podemos encontrar que esa administración no se está haciendo bien. De entrada,no queda muy claro cómo se van a alcanzar esos 7.1 billones de pesos. Veamos.
La producción petrolera se estima en 1.8 millones de barriles diarios.El problema es desde 2019 esta producción está estancada en 1.7 millones, o hasta menos. Para el 2022, si la producción sigue estancada, los ingresos caerían 41 mil millones de pesos.
Por otro lado, el crecimiento del PIB está estimado en 4.1 por ciento para 2022, sin embargo, el rebote económico muestra agotamiento, el INEGI acaba de dar a conocer que el PIB del tercer trimestre de 2021 se contrajo 0.2%. Aunado a este resultado, no hay inversiones que den sostenibilidad al crecimiento de la economía, por lo que existe el riesgo que para 2022 el crecimiento sea menor al estimado.Así, por cada punto porcentual menos del PIB, los ingresos bajarían otros 41 mil millones de pesos.
Sin duda, la esperanza del Ejecutivo está puesta en el precio del petróleo. Los legisladores aprobaron el presupuesto con un precio esperado de 55 dólares por barril, y hoy la mezcla mexicana está en niveles de 75 dólares.Parece que todo está bajo control, pero esas estimaciones siempre son un arma de doble filo.
Un nivel alto de los precios del petróleo lleva al encarecimiento de las combustibles y esto se traduciría en reducción del monto esperado del IEPS en gasolinas, de donde el gobierno espera obtener 318 mil millones de pesos. A menos que asumiera el costo político de no reducir el IEPS y subir aún más los precios de las gasolinas.
Por otro lado, el encarecimiento de los combustibles implicaría un aumento en los costos de generación de electricidad, lo que llevaría a más presión en los precios o un mayor subsidio a CFE.
Eso nos lleva a hablar de la inflación, que el gobierno estimó en 3.0 por ciento para 2021, pero ya se ubica en 6%, impulsada por el costo de los energéticos como la gasolina y el gas. Para 2022 el gobierno estima la inflación en 3.4%, sin embargo, no se ve como llegar a ese nivel dadas las presiones de los precios por el lado de los energéticos y el aumento de costos logísticos a nivel global.
Por otro lado, el próximo año se verá un aumento de las tasas de interés, lo que encarecerá el financiamiento del gobierno, generando menor espacio fiscal en 2022 y años próximos.
Ante este escenario, es que cobra relevancia la persecución fiscal a los ciudadanos y empresas, porque el gobierno quiere asegurarse la obtención de 2.1 billones de pesos de ISR y 1.2 billones de IVA que consideró en la Ley de Ingresos.
En suma, tenemos un presupuesto que depende de muchos factores que no están bajo el control del gobierno y de otros que sí están bajo su responsabilidad. Una buena planificación significa anticiparse a los primeros y tomar las mejores decisiones para los segundos. El paquete económico 2022 no da elementos para asegurar que esa buena planeación está presente en el actuar del gobierno.
POR FAUSTO BARAJAS CUMMINGS
ESPECIALISTA EN INFRAESTRUCTURA
@FAUSTOBARAJAS
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