La contracción de la inversión en 2019 y 2020 ha acentuado la debacle económica del país. La economía entró en recesión desde abril de 2019 por una colección de malas decisiones que alejaron a la inversión nacional y extranjera.
El PIB de México caerá alrededor de 10 por ciento en 2020, una caída lógica cuando observamos que la inversión extranjera ha caído 50 por ciento en nueve sectores clave de la economía como los de electricidad, construcción, automotriz, transporte en ductos, industrias metálicas básicas, productos metálicos, fabricación de computadoras, transporte aéreo y comercio
Entre enero de 2017 y septiembre de 2018 en estos nueve sectores entraron al país 36 mil millones de dólares de inversión extranjera directa, sin embargo, en un periodo similar entre enero de 2019 y septiembre de 2020 solo se captaron 21 mil millones. Hubo una contracción de 15 mil millones de dólares de inversión que equivalen a más de 300 mil millones de pesos o 1.3 por ciento del PIB.
El volumen de la inversión que no llegó también se puede traducir en empleos que no se generaron. Haciendo una estimación conservadora, se dejaron de crear 150 mil empleos. Ahora veamos algunos ejemplos de cómo la caída de la inversión en estos sectores clave está correlacionada con las decisiones presidenciales.
El presidente López Obrador suspendió las subastas eléctricas que harían una industria más competitiva y con una matriz energética más limpia. De facto canceló la reforma energética de 2013 al distorsionar el entramado legal que permitía la participación de capital privado en la generación y transmisión eléctrica. Esto se tradujo en una caída de casi 4 mil millones de dólares de inversión; al pasar de 6 mil millones a poco más de 2 mil millones de dólares. El ejecutivo emanado de Morena tomó dos decisiones que ahuyentaron la inversión en el sector de transporte de ductos. Primero, decidió que era una buena idea transportar la gasolina con pipas en lugar de ductos, a pesar de que hacerlo en pipas cuesta 13 veces más caro que hacerlo por ducto. Segundo, se inventó un litigio contra las empresas que estaban construyendo ductos en el país para servicio de CFE; al final el acuerdo al que llegaron fue benéfico para las empresas pero se rompió la confianza para invertir. Dejaron de ingresar inversiones por 2,300 millones de dólares al pasar de 2,700 millones a poco menos de 400 millones.
La ausencia de asociaciones público-privadas en el arranque de la administración y la falta de interés del gobierno para invertir en la infraestructura del país llevó a desplomes históricos en el sector de la construcción. Muestra de esto es que la construcción de carreteras avanza a un paso de 91 km por año, mientras que hace dos sexenios se construía a un ritmo de casi 4,000 km por año. La caída de la inversión extranjera directa en el sector de la construcción fue de 3,200 millones de dólares, al pasar de 4,200 millones a solo 1,000 millones de dólares.
A este escenario se suma la caída de la inversión fija bruta de cinco por ciento en 2019 y de 20 por ciento a tasa anual en los primeros meses de 2020, datos que acaba de publicar el INEGI.
POR FAUSTO BARAJAS