La forma en la que nos enseñaron historia en la escuela nos ha hecho creer que los horrores de la humanidad habían terminado y que habíamos aprendido la lección. El desarrollo tecnológico ha ayudado a afianzar esa teoría y la rapidez con la que fluye la información a nivel global ha disminuido nuestra capacidad de sorpresa.
En México los errores u omisiones del neoliberalismo son pretexto hasta para los resbalones de quien las difunde cada mañana. La realidad es que por la forma en la que está construido, de no ser por políticas económicas neoliberales la crisis económica #COVID-19 se hubiese sentido de inmediato y no de forma escalonada a lo largo de los meses y políticamente pudo haber sido un fuerte impacto para la Cuarta Transformación.
¿A qué me refiero? A un sistema financiero que a través de créditos y flujos de pago nos hace creer que ganamos más de lo que ingresa a nuestra cuenta bancaria, pero al mismo tiempo nos permite acceder a bienes y servicios que no podríamos tener de otra forma.
En específico, en esta crisis nos ha hecho sentir menos duro el golpe de la baja de consumo y con ello de flujo en la economía. Réditos también para los políticos.
No pretendo defender un sistema económico que tiene cuentas pendientes. Pero satanizarlo es tan deshonesto como decir que todo en tiempos de la Cuarta Transformación es correcto.
Estamos en momentos de cambios profundos a nivel global. En fechas recientes el Ejecutivo español habló de los cambios de la Monarquía de aquel país, “paso a paso conocerán la hoja de ruta que ha marcado Felipe VI para renovar la institución”.
Esto es también ejemplo que la aparente suavidad de los cambios, es decir, sin guerras ni sangre derramada, no son profundos para nuestras vidas y para las generaciones futuras. México también es ejemplo de ello y en el futuro próximo empezaremos a sentir las verdaderas consecuencias de estos cambios.
La política es también el arte de hacer cambios en las instituciones sin necesidad de ejecutar grandes cambios legales. De hecho, las mexicanas así han sobrevivido aún en tiempo de las verdaderas dictaduras latinoamericanas. ¿Qué sigue para ellas?
El 2021 será clave para votar y con ello saber su destino, así como la verdadera vocación democrática de todos los partidos y políticos, empezando por el ejemplo del Jefe de Estado.
El error no esta en el sentido de su voto, sino en el sentido que le dé a su voto. Es decir, las razones que lo lleven a votar por uno u otro partido o candidato. Las elecciones intermedias no solo son mecanismos para aceptar o rechazar a un gobierno, son vías para generar equilibrios y señalar en qué sentido queremos que se vote en temas que tienen relación directa con nuestras vidas.
Contrario a lo que se dice, en esta ocasión yo soy de los que cree que la balanza electoral no solo se inclina por lo local, el activisimo y fuerza que tiene el presidente López Obrador pesa.
Cerramos el año, pero no se acaban los retos. Mi solidaridad con quienes ahora conviven con la ausencia de un ser querido, en especial las víctimas directas e indirectas de #Covid-19, y con quienes han tenido que sortear la incertidumbre que este virus genera a contagiados y ciudadanos circulantes en un mundo que no deja de girar. Tengamos claros nuestros propósitos que 2020 nos enseñó que no se trata de lo que no se puede, sino de lo que sí. Enhorabuena.
POR ÓSCAR SANDOVAL
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
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@OSANDOVALSAENZ