El 15 de noviembre se firmó el Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP, por sus siglas en inglés) o la Alianza Integradora Económica Regional, que incluye a los diez miembros de la Asociación de Países del Sudeste Asiático (ASEAN): Birmania, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam; además de China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. India se retiró de las negociaciones el año pasado.
El acuerdo fue negociado desde el 2012 con los auspicios de la ASEAN y representa 2.200 millones de habitantes y el 30 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial; el convenio será mayor que el T-MEC y la Unión Europea.
Esta asociación abarca una amplia gama de países y con grandes diferencias, desde demográficas, hasta de desiguales niveles de desarrollo, sin embargo, éste toma en cuenta estas disparidades económicas y brinda un trato preferencial a países menos desarrollados.
La alianza busca eliminar los aranceles y cuotas entre los países de los productos y servicios comercializados; se enfoca en el comercio electrónico, la propiedad intelectual, inversiones, servicios financieros, reglas de origen, cadenas de suministros y disputas comerciales, aunque deja de lado la regulación sobre derechos laborales, impacto medioambiental y empresas estatales.
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Las negociaciones se aceleraron en 2017 con la salida de EE.UU. del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), que no incluía a China y pretendía ser el mayor acuerdo comercial, lo que representa una oportunidad para Bejín para consolidar sus ambiciones geopolíticas en la zona. EE.UU. está ausente de estos dos grandes acuerdos.
Este pacto constituye el primer tratado de libre comercio entre China, Japón y Corea del Sur, que promueven el libre comercio regional, dejando a un lado sus discrepancias políticas.
Se muestra el liderazgo chino en la economía regional y un escaparate del multilateralismo, estrategia para enfrentar el unilateralismo y proteccionismo estadounidense.
Este tratado será un hito para la integración económica regional y la economía pospandémica, donde habrá una recuperación para los países miembros. Fortalecerá la sincronización de la cadena de suministro entre los miembros que han sido interrumpidos por la reciente epidemia y el desacoplamiento entre China y EE.UU.
El mapa económico mundial, los centros de poder y crecimiento futuro están migrando a la región de Asia-Pacífico; el RCEP no incluye a EE.UU., pero sí a siete miembros del TPP, donde México es parte, abriendo una oportunidad para nuestro país atrayendo inversiones para llegar al mercado estadounidense, por ello, es necesario fortalecer las cadenas de suministro, la competitividad de la región del TMEC y los mecanismos multilaterales.
POR MTRA. YOANNA SHUBICH GREEN
COORDINADORA ACADÉMICA DE LA FACULTAD DE ESTUDIOS GLOBALES, UNIVERSIDAD ANÁHUAC MÉXICO