AYER PENSABA DISTINTO

México va muy bien

En términos de resultados y esfuerzos gubernamentales, las cifras son desastrosas, simplemente en este año ha habido aumento de 7.7% en los feminicidios

OPINIÓN

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Fernanda Caso / Ayer pensaba distinto / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Cada gobernante decide bajo qué lupa va a observarse a sí mismo. La lente elegida no solo define cuáles criterios serán los que van a medirse con mayor atención, sino que determinará las prioridades y rumbo de la administración en cuestión. 

Los gobiernos más exigentes consigo mismos, tienden a poner sobre sus acciones la lupa más rigurosa… la de los resultados tangibles: cuántas personas dejaron la condición de pobreza, cuánto se redujo el desempleo, cuántas muertes infantiles se previnieron, cuánto se redujeron los homicidios.

En la siguiente categoría, están los gobiernos con un nivel de autoexigencia moderada… aquellos que ponen la lupa en los “instrumentos”: cuántas vacunas se inyectaron, cuántas personas se detuvieron por un delito, cuántas escuelas se construyeron. Para ellos, lo importante no es el resultado sino los esfuerzos que se hacen desde el gobierno.

En la tercera categoría están los gobernantes que se miden con base en percepciones y sentimientos. En este caso, lo importante no está en lo que el gobierno hace sino en cómo la gente lo percibe: ¿sienten los ciudadanos que ha mejorado el sistema educativo?, ¿Creen que se tolera menos la corrupción que antes?, ¿creen que se pone más atención a la protección de las mujeres?

Finalmente, están los gobiernos más superficiales. Este tipo de gobernantes pone la lupa sobre sus propios niveles de aprobación: ¿Qué dice la gente de ellos?, ¿La mayoría los respalda o los reprueba?

A dos años de gobierno, parece muy evidente que esta última- la de la aprobación popular- es la lupa que ha elegido López Obrador para medir su administración y calificarla de exitosa, pues bajo ningún otro criterio los resultados de su gobierno lucen alentadores.

En términos de resultados y esfuerzos gubernamentales, las cifras son desastrosas.

Simplemente en este año ha habido aumento de 7.7% en los feminicidios, un aumento de 8.8% en el número de personas cuyo salario no alcanza para comprar la canasta alimentaria, el desabasto de medicamentos está por encima del 40% y el nivel de
deserción escolar prácticamente se duplicó. En términos de percepciones, los números tampoco son positivos. Según la última encuesta publicada en El Financiero, la gestión del gobierno no alcanza siquiera el 50% de aprobación en educación, empleo, salud, corrupción, seguridad ni economía.

En el México obradorista no han disminuido las enfermedades infantiles, ni hay menos pobres, ni hay más medicinas en los hospitales. No ha disminuido el poder de los grupos criminales, ni se ha capacitado y equipado a cuerpos de seguridad ni hay mejores condiciones para atraer inversionistas. En este México no se ha disminuido la tendencia de feminicidios, ni se han creado empleos ni la gente se siente más segura. Lo único positivo es el nivel de aprobación del presidente, que se mantiene por encima del 60%. Así que sí… si eso es lo que López Obrador está midiendo, México va muy bien.

POR FERNANDA CASO
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