COLUMNA INVITADA

Prozac al ánimo nacional

La CEPAL de Alicia Bárcena estimó que el PIB mexicano crecerá 3.8% en 2021

OPINIÓN

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Óscar Sandoval / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

México vive entre el reclamo por activar la inversión, el eterno recordatorio de nuestras ventajas competitivas frente al mundo y el dolor de un pasado que siempre se vuelve presente.

Triada que nos saca del apuro, pero no nos saca adelante y solo nos permite entregar al año que viene la deuda pasada con la esperanza de que el siguiente año efectivamente nos irá mejor. El aguinaldo nos da el “último” aliento. En el camino encontraremos siempre el lado positivo, ¿suficiente?

Ayer la CEPAL de Alicia Bárcena estimó que el PIB mexicano crecerá 3.8% en 2021. La Reserva Federal estima que Estados Unidos lo hará en 4.2%. Desde ya empiezo a escuchar las voces de que es un crecimiento que supera por mucho el pasado inmediato, que las políticas actuales están funcionando y transformando, que encontramos la fórmula para convertir el plomo en oro. Nuestros mejores deseos para que efectivamente así sea.

Rápido olvidaremos la caída del PIB 8.6% al tercer trimestre de 2020 (el siguiente dato lo tendremos el 29 de enero). Hemos asumido como consecuencia fácil los más de 115 mil fallecidos en nuestro país. Poco relevantes parecen ser los 10 millones de mexicanos que se sumarán a la pobreza extrema de acuerdo con datos de la UNAM.

Estamos en un punto ciego. Aquel que ha permitido que olvidemos que los ciudadanos podemos hacer todo aquello que no esta prohibido en la ley, y los gobiernos solo aquello que la ley permite.

Aquí uno de los errores que hemos cometido como país: mal entender o interpretar lo que es verdaderamente la corrupción que tanto daño nos hace como país, no solo por lo que nos cuesta económicamente, sino culturalmente.

La corrupción no solamente es robar, es también que los ciudadanos hagamos lo prohibido en la ley y no haya consecuencias; y que los gobiernos tomen el papel de ciudadanos. Es decir, que hagan aquello que no esta expresamente permitido en la ley. Pasa, tan seguido como las mañanas.

¿Culpa de los gobiernos? No de manera exclusiva. Los ciudadanos somos cómplices al claudicar nuestro papel porque un gobierno nos representa simplemente porque sabe expresar nuestros enojos.

La semana pasada hablamos de cómo los jóvenes han mimetizado sus opiniones con los mayores de 51 (https://bit.ly/3oZR1Pa). ¿Por qué debería de preocuparnos? Porque las revoluciones se dan en las calles -no necesariamente de formas violentas, en las opiniones y en las propuestas; además, los actores principales son los jóvenes porque son, idealmente los agentes de cambio.

En contraste, el riesgo de la imposición de una opinión se da cuando hay homogenización y, además, quien gobierna transforma y se vuelve disruptivo no cumpliendo la ley porque los otros la hicieron a su favor, y luego modificándola para cumplir fines políticos bajo la bandera social.

El pueblo sabio dice: la culpa no es del indio, sino del que lo hace compadre.

POR ÓSCAR SANDOVAL
CONSULTOR, SOCIO DE 27 PIVOT
OSANDOVALSAENZ@27PIVOT.COM
@OSANDOVALSAENZ

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