DESDE AFUERA

Una renuncia complicada

La jubilación de la embajadora Martha Bárcena quizá ofrezca una posibilidad de un comienzo fresco

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Los forcejeos políticos domésticos en México y Estados Unidos complican cada vez más una relación siempre difícil.

Ese es el marco de la anunciada jubilación de la embajadora Martha Bárcena, que quizá ofrezca una posibilidad de un comienzo fresco para una relación lastimada por la demora del presidente Andrés Manuel López Obrador en felicitar a Joe Biden por su elección el 3 de noviembre.

Contra el consejo de Bárcena, esa llamada no había ocurrido hasta el mediodía del 14 de diciembre.

Con todo, los desacuerdos son y han sido comunes en términos bilaterales, tanto que la necesidad obligó a convenir en un "acuerdo en estar en desacuerdo". La razón es simple: la economía mexicana necesita acceso a los mercados de Estados Unidos, y éstos a su vez necesitan una frontera sur segura, con un movimiento sin fricciones de bienes y mano de obra.

Es además, una relación internacional en la que se integran muchos elementos de política doméstica.

O como lo puso en su momento el senador republicano Marco Rubio, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, advirtió que si un mandatario mexicano desea tener éxito, debía tener en consideración a EU.

Y la situación de México es, para Estados Unidos, un tema de seguridad nacional.

Esas consideraciones hicieron particularmente importante la posición de embajador de México en Washington y lo que llevó a que fuera literalmente un puesto de gabinete: el embajador se convirtió por definición en los ojos, oídos y mensajero del Presidente en la capital estadounidense y a querer o no, en un ente casi independiente de la cancillería.

La situación nunca fue del agrado particular de los secretarios de Relaciones Exteriores, pero pocos tuvieron la fuerza o el interés en desplazar al embajador en Washington o manejar los detalles de una relación que incluye sociedades y economías en integración.

Jorge Castañeda, primer secretario de Relaciones Exteriores del gobierno de Vicente Fox, y un profundo conocedor de EU trató, pero sus problemas de política doméstica y la situación creada por los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 se combinaron en su contra.

Ahora es Marcelo Ebrard, visto como el segundo hombre más poderoso en el gobierno mexicano y con virtuales manos libres en tema de política exterior, con el presidente López Obrador enfrascado en su agenda interna.

Pero si en la era Castañeda fue difícil, una serie de temas de política doméstica mexicana pueden llevar a roces con el nuevo gobierno estadounidense. Los puntos más potencialmente complicados son los ambientales y de energía, los temas laborales vinculados al comercio internacional y la cooperación de seguridad, en los que hay interés particular del Congreso estadounidense. 

El problema es que el gobierno López Obrador en general, y el canciller Ebrard en particular, parecen tener en Washington menos amigos y aliados de los que sería ideal.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1