TRES EN RAYA

El Estado catastrófico

Los hospitales en la capital están rebasados y el semáforo ha perdido su razón de ser

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

El escenario trágico se dibujaba ya hace algunos meses. Ahora se ha instalado en México. La cifra de 60,000 muertos casi ha sido duplicada. Los hospitales en la capital están rebasados y el semáforo ha perdido su razón de ser.

Un millón 250 mil 44 infectados y casi 115 mil fallecidos son los testimonios silenciosos de que la pandemia ha superado cualquier pronóstico negativo y que tampoco hay una estrategia para disminuir el número de contagios.

Aún teniendo una sesión de información diaria, ya ni siquiera los medios asisten a ella; tal vez porque ya se dieron cuenta que lo ahí dicho no lleva la exactitud requerida. Muestra de ello fue que en la conferencia de prensa del sábado solo acudió un reportero. La autoridad debería contemplar la posibilidad de realizarlas en modalidad de videoconferencia.

Esta falta de quórum no se debe a ausencia de interés. Tan solo demuestra que la autoridad federal sigue sin saber transmitir el nivel de la tragedia y no quiere o no puede comunicar de forma directa lo que sucede y las previsiones que al respecto se están tomando.

Poco se puede esperar cuando los hospitales están saturados, cuando ha dejado de importar el color del semáforo epidemiológico y cuando se sabe que vienen en camino 500 médicos cubanos...¿Quién pagará por sus servicios? ¿Qué actividades realizarán? No se supo antes, la primera vez que vinieron. Nada hace suponer que habrá respuesta para estas interrogantes ahora.

El desastre se ha multiplicado en las últimas semanas. Y es en el azote de la pandemia cuando más se nota la mala estrategia emprendida por el gobierno federal. Pareciera que se trata de una pasarela de vanidades y soberbia. Hugo López-Gatell inmutable, por un lado, mientras Marcelo Ebrard hace malabares para traer la vacuna, no perder foco, ni seguidores, y Claudia Sheinbaum luce desbordada, abandonada por la autoridad federal y la desidia de la población.

Y la calamidad solo se incrementará. El antes divertido maratón “Guadalupe-Reyes” ha iniciado. Demasiados incrédulos fiesteros tomarán este pretexto para reunirse, celebrar y contagiarse. Las desgracias por esta necedad serán conocidas a principios del próximo año; será entonces cuando nos rasguemos las vestiduras.

Cierto es que poco o nada ayuda el ejemplo de quien más arrastra en este país, el cual se niega a usar cubrebocas y tampoco sabe guardar sana distancia. Si fuera Enrique Peña Nieto, probablemente nadie le haría caso dado su bajo nivel de popularidad, pero tratándose de López Obrador (quien continúa manteniendo un alto índice de aceptación) las cosas son muy distintas.

Mientras las vacunas llegan y COFEPRIS decide si les da entrada o no (arriesgando que las empresas que las fabrican las envíen a otros países antes de abastecer el nuestro, puesto que la FDA ya otorgó la autorización a diferentes marcas), la pandemia continúa cobrando víctimas mortales.

México, en términos del virus, se encuentra en un estado catastrófico. Todas las instancias han sido rebasadas, el sistema de salud está a la deriva y no se avizora un cambio de rumbo ni una alternativa clara. Tan solo un candidato eterno que no enfrenta la realidad, mientras los muertos y los contagiados continúan. La situación es alarmante.

POR VERÓNICA MALO
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM