El eje conformado por Alfonso Romo (jefe de la Oficina de la Presidencia), Graciela Márquez (Secretaría de Economía), Víctor Villalobos (Agricultura), Arturo Herrera (Hacienda), llegaba hasta a Washington, con la embajadora Martha Bárcena.
Los cinco se llevaban bien. Intercambiaban información y lograban acuerdos cuando sus posiciones eran distintas. Podía decirse que formaban equipo.
Con el retiro —a petición propia— de la cabeza del grupo (Romo), los otros compañeros de camino han visto cambiar su rumbo. Algunos, también, por decisión propia.
La titular de Economía ha sido ya ratificada por el Senado para formar parte de la Junta de Gobierno del Inegi. No fue decisión de Márquez su salida del gabinete, pero, dadas las circunstancias y el poco caso que se le hacía en el entorno presidencial, la prestigiada economista seguramente estará mejor en su nueva encomienda.
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El caso de la embajadora es más complicado. Más que conocida era la confrontación entre Bárcena, desde la sede diplomática de México en Estados Unidos, y Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores.
El canciller quería a un hombre suyo en Washington. La diplomática respondía directamente a López Obrador. Las posiciones de la diplomática de carrera y del “vicepresidente” en funciones pocas veces convergían. El tema de los migrantes fue el primero que los enfrentó.
En los últimos meses, el caso más destacado fue en relación con las elecciones en Estados Unidos: Ebrard (y AMLO) se volcaron abiertamente en favor de Donald Trump, al punto que es la hora de que el gobierno mexicano no felicita al demócrata (el argumento de la Doctrina Estrada son pamplinas). Bárcena estaba por mantener la neutralidad y hubiera preferido que el tabasqueño no viajara a EU en tiempos electorales.
Las confrontaciones de uno y otro lado fueron en aumento. Marcelo, volviéndose cada vez más poderoso en Palacio Nacional (es el que resuelve los entuertos trátese de lo que se trate). La embajadora, con la distancia de por medio y el equipo de Ebrard intrigando y fustigando.
Ante esta situación, Bárcena tomó la decisión de jubilarse anticipadamente. Pronto se dará a conocer oficialmente su retiro.
En la cancillería, por supuesto, están de plácemes. La diplomacia (y México), en cambio, pierde a una gran embajadora.
Del grupo original quedan Villalobos y Herrera. Del titular de Agricultura, fueron públicas las críticas que le lanzó el exsecretario de Medio Ambiente, Víctor Manuel Toledo, por el tema del glifosato y por —a decir del ambientalista— anteponer los “agronegocios” a la “agroecología”.
Sin embargo, los lazos de parentesco que le unen al consejero jurídico de la Presidencia lo sitúan en una posición especial.
En cuanto a Herrera, varias veces se ha mencionado su renuncia desde que suplió a Carlos Urzúa, en julio del año pasado. Pero todo ha quedado en meros rumores.
Empero, en los círculos empresariales y dentro del propio equipo de Andrés Manuel López Obrador se preguntan cuánto más aguantará el hidalguense en Hacienda.
O más bien habría que preguntar: ¿cuándo lo dejará ir el Presidente?
NEWMAN TAMBIÉN SE DESPIDE.- Otro funcionario que está despidiéndose del gobierno de López Obrador es Juan Pablo Newman, actual director general de Afore XXI Banorte.
El matemático (exdirector de Finanzas de Pemex) hace maletas para viajar a Nueva York, donde ha recibido un ofrecimiento de una firma internacional.
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GEMAS: Obsequio del presidente de Morena, Mario Delgado: “Hoy tenemos el gusto de presentar los resultados de la encuesta que se aplicó en el estado de Nuevo León y la mejor posicionada es Clara Luz Flores, la alcaldesa de Escobedo, Nuevo León. Una mujer que se decidió a participar en el movimiento e inscribirse a la encuesta”
POR MARTHA ANAYA
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