COLUMNA INVITADA

La política que no funciona

"Hispano" y "latino" son términos que abarcan a una comunidad amorfa, que incluye inmigrantes blancos de Europa, descendientes de africanos y nativos mesoamericanos

OPINIÓN

·
Mariana Campero/ Colaboradora/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

El término "hispano" fue creado en Estados Unidos para el censo de los años 70 para distinguir a los migrantes provenientes de México y el Caribe. Activistas, políticos y medios fomentaron esta distinción, pues sabían que al agrupar en una sola categoría a los cubanos de Florida; los puertorriqueños de Nueva York; los salvadoreños de Washington, D.C. y los mexicanos del sur, llamarían la atención del gobierno federal. La denominación se traduciría en posibles ganancias políticas, económicas y culturales.

"Hispano" y "latino" son términos casi intercambiables, pero abarcan a una comunidad amorfa, que incluye inmigrantes blancos de Europa, descendientes de africanos y nativos mesoamericanos, así como a inmigrantes nuevos o familias multigeneracionales

La realidad es que los puertorriqueños pueden no tener mucho en común con los mexicanos, quienes a su vez pueden ver a los cubanos tan distantes de ellos como a los brasileños. Las elecciones de noviembre pasado demostraron que, pese a su diversidad, los hispanoamericanos si tienen una cosa crucial en común: su americanidad. 

Se tiende a exagerar la importancia de la inmigración para los votantes latinos. Los datos de 2017 muestran que 67 por ciento nació en los Estados Unidos, y casi la mitad ha estado en el país por más de 21 años, lo que podría explicar por qué la reforma migratoria ocupa un lugar bajo entre sus prioridades. Su importancia crece en la medida en que la experiencia migratoria es más cercana en el tiempo.

Aunque el presidente Donald Trump se refirió a los mexicanos como violadores, arrojó papel higiénico a los puertorriqueños y obligó a enjaular a niños centroamericanos, su apoyo entre los latinos aumentó de 28%, en 2016, a 32% en 2020, similar a los niveles de otros candidatos republicanos en la historia.

Antes de la pandemia, la tasa de desempleo de los latinos alcanzó un mínimo de 3.9% y el ingreso medio anual de los hogares hispanos superó los 50,000 dólares —por primera vez. El apoyo latino a Trump aumentó con los ingresos. El COVID-19 demostró ser mucho más letal para los latinos, con tasas de mortalidad casi tres veces mayores que las de las personas blancas, amén de destruir empleos y medios de vida y, probablemente, también algo de apoyo a Trump.

De acuerdo con Geraldo Cadalva, de Northwestern University, "los latinos no son naturalmente liberales ni conservadores". Y, aunque el demócrata Joe Biden ganó más de 60% del voto latino, su desempeño fue inferior a los resultados de Hillary Clinton en 2016.  

Quien quiera que busque lanzar su carrera política encasillando a la población latina en una única raza minoritaria de habla hispana –de color marrón claro y agravada–, ignora la diversidad de la población e incluso podría dañar tanto su candidatura como a la comunidad latina. 

Los latinos en Estados Unidos buscan el American dream, el esfuerzo, la libertad, el cuidar la casa y el barrio ya que no quieren volver a lo que se deja atrás en Latinoamérica.  

(Adaptado del artículo "Identity Politics Do Not Play Well with Latinos", Center for Strategic & International Studies (CSIS). 

POR MARIANA CAMPERO
*INTERNACIONALISTA