DESDE AFUERA

EU: la división más allá de Trump

Una significativa parte de los republicanos está dispuesta a creer en un supuesto fraude electoral

OPINIÓN

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José Carreño Figueras/ Desde Afuera/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

En un ejercicio que más que interesante resultó alarmante, sólo 27 de los 249 representantes (diputados) federales republicanos en el Congreso estadounidense manifestaron reconocer la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones del 3 de noviembre pasado.

La semana pasada, The Washington Post planteó a los 249 miembros y senadores republicanos actuales de la Cámara una pregunta simple: ¿Quién ganó las elecciones?

Sólo 29 respondieron. De ese grupo, 27 dijeron creer que Biden había ganado, mientras que dos (los representantes republicanos Mo Brooks, de Alabama, y Paul Gosar, de Arizona) dijeron que Donald Trump ganó la reelección. Eso significa que 220 legisladores republicanos de la Cámara y el Senado se negaron a tomar una posición sobre quién ganó los comicios de 2020. 

Esa postura va mucho más allá de la ya normal polarización de la vida política estadounidense.

La situación puede cambiar el próximo lunes, cuando el voto del Colegio Electoral facilite a algunos, o muchos de ellos, la cobertura política necesaria para aceptar la victoria de Biden, sin entrar en un choque contra el actual líder aparente del Partido Republicano. Pero la realidad es más complicada y aunque la posición de los legisladores republicanos coincide con ellos, también trasciende los intereses de Trump y su ego herido.

Por un lado, el que una significativa parte de los republicanos esté dispuesta a creer en las afirmaciones de fraude electoral lanza una sombra, no sólo sobre el proceso, sino sobre la gobernanza misma de un país que más y más se hace, en palabras del politólogo William Schneider, "ingobernable".

En realidad, más allá de las intenciones manifiestas de Trump y su ego herido, hace años que los republicanos —y los demócratas en su caso— no se sienten compelidos a ser una leal oposición y colaborar ocasionalmente con el gobierno. Más bien, como se vio en las presidencias de Bill Clinton y Barack Obama, las mayorías republicanas en el Senado pusieron todos los obstáculos posibles a sus adversarios.

Trump no creó la división del país, que según Schneider se remonta a 50 años, a la agitación de finales de la década de 1960. Cuatro presidentes antes que Trump prometieron unir al país. Todos fallaron.  "Ahí es donde Trump es diferente. Ni siquiera lo intentó. En cambio, aprovechó la división para su propio beneficio político. Ningún otro Presidente ha hecho eso", dijo el analista.

Se recuerda que, por ahí de 1993, el diputado republicano Henry Hyde se refería a Bill Cinton como el presidente de los demócratas, no el suyo. Hyde encabezó después un intento por impugnar a Clinton a consecuencia del affaire con Monica Lewinsky

La división está ahí, más allá de los berrinches de Trump, cómo se reflejará los próximos cuatro años está por verse, pero difícilmente será una de concordia y cooperación bipartisana que los últimos años han sido más excepción que regla.

 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1