DESDE AFUERA

Trump, el Covid-19 y las elecciones

La renuencia del gobierno federal de EU a tomar medidas para enfrentar la pandemia tuvo un impacto

OPINIÓN

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José Carreño Figueras/ Desde Afuera/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

"¿A quién le creerás ¿a tus ojos o a mí?"

La famosa pregunta de los hermanos Marx –o de Karl, para que no haya malentendidos– se aplica a la actual situación de las elecciones estadounidenses.

A lo largo de los últimos siete meses la renuencia del gobierno federal estadounidense a tomar medidas para enfrentar la pandemia, ante el posible daño a la economía y su reflejo político, tuvieron un impacto en la popularidad del presidente Donald Trump.

La postura ante el COVID-19 parece determinada en gran medida por el partisanismo. Los republicanos piensan que la infecciosa enfermedad no es tan grave, y Trump trató de resaltar que la vida sigue a pesar de ella.  

Más aún, pareció tratar de hacer virtud de la indiferencia y hasta presentar su presunta curación como una expresión de su valor y su superioridad física personales.

Más allá de los partes médicos, habría que preguntarse si la aparente facilidad con que el mandatario se recuperó de un contagio de COVID-19 puede tener impacto en unas elecciones que parecen definidas por actitudes ante la pandemia.

El candidato presidencial demócrata Joe Biden buscó subrayar la importancia de precauciones, y en el mismo debate en que el mandatario se burló de su rival por usar máscara recordó que EU "tiene cinco por ciento de la población mundial y el 20 de los muertos".

El tema de la pandemia es una cuestión médica, científica y objetiva. No se trata de opinión, pero las actitudes dependen ahora del partido al que se sigue, particularmente –aunque no sólo– en EU. 

A tres semanas de la votación, aunque las posibilidades de triunfo del presidente Trump parecen cada vez más escasas, no deben ni pueden descontarse.

En ese marco, de hacer caso a las encuestas, la derrota del mandatario en el voto popular es casi un hecho, y quizá por números mayores que en 2016, cuando la demócrata Hillary Clinton obtuvo 65.8 millones de votos contra 62.9 millones de Trump. Pero el magnate ganó en el Colegio Electoral, por 304 a 220 votos, por su victoria en 30 estados.

Desde entonces ha hecho todo lo posible por asegurar su base y mantiene la lealtad de sus votantes, que representan 40 por ciento del total de los estadounidenses, y se encuentran en los estados del sur y centro que hace cuatro años le dieron la victoria.

El sitio Fivethirtyeight, dedicado al análisis estadístico, le otorga sólo 20% de posibilidades de triunfo. Pero no se le puede dar por perdido y mucho menos descontar lo que cada vez más parece como su urgencia de detener el descenso y el contrastante entusiasmo de sus seguidores.

La idea de presentarse como un "SuperTrump", el hombre que dominó el virus y trae la esperanza de una cura rápida, tal vez pueda tener algún efecto, sobre todo, en estados donde hay todavía indecisos y se definirán por diferencias muy pequeñas.

Con el COVID-19 como el factor principal y el fracaso de su gobierno como historia, es dudoso que el gambito funcione, pero no se puede asegurar.

 

POR JOSÉ CARREÑO
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1
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