COLUMNA INVITADA

Las tijeras de Morena

Ya pasó con el aeropuerto de Texcoco, con la Policía Federal, con los contratos de energías limpias y renovables

OPINIÓN

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Mauricio Kuri/ Columna Invitada/ Opinión El Heraldo de México

Tal vez cuando escuchas la palabra “fideicomiso” piensas en algo muy ajeno a nuestra cotidianeidad. Pero en el ámbito público, los fideicomisos tenían más impacto en nuestra vida de la que pensamos, no sólo porque se formaban con recursos públicos, sino también porque se destinaban para otorgar apoyos y, sobre todo, certidumbre temporal y jurídica a académicos, científicos, creadores, cineastas, víctimas de la violencia y afectados por fenómenos naturales. Hasta hace unos días, existían 109 fondos y fideicomisos públicos federales, en los cuales había 68 mil millones de pesos. ¡Hoy ya no están!

Los fideicomisos son instrumentos sumamente útiles y colaboran en áreas vitales para el desarrollo de México. Son la mejor manera de destinar dinero para un fin específico, en el sector público o privado. Pero, bajo el mismo modus operandi de la llamada Cuarta Transformación, los diputados de Morena argumentaron, otra vez sin pruebas, que su estructura y marco legal “permitían” que los recursos públicos involucrados se ejercieran con “poca transparencia y sin rendición de cuentas”. Por lo tanto, y antes de investigar, auditar, revisar reglas de operación de cada uno, mejorar las áreas que no estaban bien y reforzar las que sí estaban y quitar los que de plano no servían, decretaron su desaparición.

Ya pasó con el aeropuerto de Texcoco, con la Policía Federal, con los contratos de energías limpias y renovables.

Ahora les tocó a los fideicomisos pasar por las tijeras de Morena. Bajo el argumento de que estos recursos se utilizarán para mitigar los estragos de la crisis sanitaria y económica derivada por la pandemia, y que se entregarán de forma directa a programas sociales, se dejarán sin atención proyectos que buscaban el bien común y el progreso del país.   

Fue desde Palacio Nacional donde se ordenó su desaparición. La Secretaría de Hacienda trató de hacer un primer esfuerzo por recortar, con bisturí, en lugar de hacerlo con tijeras. Y es que la gran mayoría de los fideicomisos funcionaban muy bien. No era necesario desaparecerlos a todos. Sin embargo, como ahora suele suceder, el gobierno federal se empecinó en que nada de esto servía y dio la orden de que fueran todos, sin excepción.

Con la mayoría de Morena, y algunos de sus partidos aliados, se aprobó la modificación. El voto de 242 legisladores bastó para terminar con 109 fideicomisos y fondos públicos que se habían logrado construir, poco a poco, en beneficio de todos los mexicanos. Los afectados son las áreas quizá más distantes al gobierno federal: el deporte de alto rendimiento, el arte, la cultura, la ciencia, la investigación, la academia, las becas, los proyectos especializados. Todo va para atrás. Se lo llevaron al baile, para repartir el dinero en las elecciones. Y si no me creen que así será, se lo dejamos al tiempo.

Hoy, sabemos que sacar las tijeras y recortar los fideicomisos, sin estrategia, ni dirección, no es lo que el país necesitaba. Con esta realidad encima, tratemos de recapacitar y tomar las acciones necesarias que permitan superar las malas decisiones de este gobierno.

POR MAURICIO KURI
@MAKUGO